Economía

¿Cuántos pumas cuesta?

En El Pumarejo se compra con una cartilla. Es la moneda social de este barrio histórico de Sevilla.

el 18 ene 2015 / 13:23 h.

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Natalia es trabajadora social. Como tantas otras personas, vio como la crisis económica se llevaba por delante su empleo. Para los bancos pasó a ser una «excluida», sin acceso a ningún tipo de crédito para la puesta en marcha de algún proyecto de emprendimiento. Es especialista en la preparación de mermeladas caseras y su sueño era convertir su hobby en una profesión. No tenía dinero para invertir pero formaba parte de la Red de Moneda Social Puma. Contrató los servicios de una programadora web. ¿Cómo los pagó? Sin monedas ni billetes. Puma fue la solución, la moneda social del casco histórico norte de Sevilla, cuyo germen hay que buscarlo en 2012, en El Pumarejo. Cova Meiga es uno del casi centenar de comercios del distrito norte del casco histórico de Sevilla –calle Feria– que acepta el pago con la moneda social Puma. / J.M. PAISANO Cova Meiga es uno del casi centenar de comercios del distrito norte del casco histórico de Sevilla –calle Feria– que acepta el pago con la moneda social Puma. / J.M. PAISANO En el sistema económico actual, el dinero solo puede ser creado por los bancos centrales y la dinámica monetaria favorece la acumulación de capital. Sin embargo, existen barrios de todo el mundo empeñados en fomentar el desarrollo de otras modalidades de pago para el intercambio de bienes y servicios, para lo que están creando sus propias monedas que en el caso de El Pumarejo se materializa en una cartilla, donde se reflejan los acuerdos que se establecen entre «iguales». «En el sistema actual solo eres útil si tienes un empleo y unos ingresos. En una comunidad, todos hacemos falta, pues cualquiera de nuestras habilidades pueden ser necesarias», dice Noemí González, que utilizó no hace muchos meses unas muletas –tras sufrir un percance– que compró por unos cuantos pumas. Lo que le costó fue anotado en su cartilla de la moneda social como saldo negativo. Para esta red, todo el mundo tiene la capacidad de crear, de prestar servicios y generar oportunidades para ofrecer a los miembros de su propia comunidad. Es un sistema recíproco. Todos ofrecen y todos reciben. «Detestamos la imagen que se tiene en la actualidad de la economía porque es la que nos han impuesto. La economía puede servir para crear lazos humanos y la esencia es conseguir la generación de una comunidad donde las personas se consigan ayudar las unas a las otras». Más de ochocientos sevillanos forman parte de la red Puma. Frutas y verduras, muebles, ropa de segunda mano, clases particulares, clases de teatro, libros, masajes e incluso sesiones deportivas. En la zona norte del casco histórico todo se puede adquirir con pumas. Es el milagro de la cooperación. El mismo que se produce cada segundo sábado del mes en la plaza de El Pumarejo. Allí cada cual monta su puesto. Es el único día en el que se admite dinero metálico que, posteriormente, es utilizado para surtir a la central de abastecimiento, un espacio abierto a todos los miembros de la red una vez a la semana en la que se pueden comprar artículos de primera necesidad –alimentación, higiene y limpieza– exclusivamente con pumas. Gracias a ellos, personas escasas en recursos pueden cubrir sus necesidades básicas sin necesidad de dinero metálico, sólo basta con poner al servicio de los demás cualquier habilidad. «Debemos dejar a un lado la cultura competitiva que nos impone el sistema económico actual para favorecer la cooperación entre iguales. Además, esto repercute en el empoderamiento de nuestro barrio y en la relocalización económica». SE ADMITEN PUMAS. Y no solo los particulares se han sumado a esta iniciativa. Casi un centenar de comercios de la zona admiten el pago en pumas. Tiendas de alimentación, muebles y mobiliario, bares y restaurantes, librerías, espacios artísticos, servicios de limpieza, electrónica y fontanería,... y así hasta recorrer todos los sectores. Un ejemplo es Cova Meiga, una asociación gastronómica gallega que se unió al movimiento para «formar parte de la economía local». Con los pumas conseguidos «adquirimos artículos para el establecimiento, como el mobiliario», dijo a El Correo de Andalucía Juan, uno de los propietarios. Las monedas sociales «no son un parche para sortear las consecuencias de la crisis», esgrimió Noemí. Y es que este modelo supone un «cambio de mentalidad y la excusa perfecta para fomentar la creación de comunidad». Y MÁS BARRIOS El caso de la moneda social puma no es el único en Sevilla. La Oliva del Polígono Sur de Sevilla, la Jara –en el Aljarafe–, el Alcor de Mairena del Alcor y el Chavi –de Alcalá de Guadaira– son los otros cuatro casos sevillanos. Solo en Andalucía hay veinte monedas sociales distintas. Y es que «nos han hecho creer que la economía es difícil y solo apta para especialistas, pero eso no es verdad. Todos podemos hacer y entender la economía, lo que no comprendemos es el sistema actual. La economía nació como algo mucho más humano y solidario»

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