Así de tajante es la ley que busca evitar un nuevo 11-M (los atentados de Atocha se cometieron con móviles de tarjeta que hacían de detonadores). O el usuario de un teléfono de prepago se registra o se queda con un pisapapeles con teclas. Para comunicar los datos no hace falta más que acudir a una tiendacon el DNI y el número del móvil. Es gratis.
La ley, de octubre de 2007, dio un plazo de dos años a los clientes más antiguos (para los que han adquirido un teléfono desde entonces el trámite era automático) que finaliza el domingo, día 8. Pero sólo en los últimos días los titulares de estos teléfonos han acudido en masa a las tiendas para registrarse. ¿Y qué ha pasado? pues que los ordenadores de los establecimientos o bien los de Interior se saturan y muchas de estas identificaciones se han quedado en intento.
Así lo explican en la tienda Vodafone de La Alfalfa, donde incluso algunos dependientes se hacen a la idea de que van a perder sus líneas por este embudo informático mientras atienden impotentes a clientes a los que el ordenador les devuelve el mismo mensaje desalentador: "fatal error".
Cerca de allí, en un distribuidor de Movistar en la calle Puente y Pellón la dependienta, Ana Belén Martínez, achaca al carácter "sevillano y español" el que el grueso de los clientes de prepago haya dejado el trámite para los últimos días.
"Con el agravante de que la gran bolsa de clientes de tarjeta son personas mayores o muy mayores, que ni siquiera entienden los mensajes de texto (SMS) y se han enterado de que tienen que registrarse en la cola del médico o por la televisión", expresa. Esta comerciante no duda en criticar el sistema elegido por las compañías, los SMS a sus clientes, para recordarles la obligación: "No ha sido el sistema más eficaz".
En el mismo sentido, desde la Federación de Consumidores en Acción (Facua), Rubén Sábnchez explica que muchos clientes no tan mayores ni siquiera han prestado atención a los SMS porque los confundían "con un anuncio más" con los que se "bombardea" a los clientes de las compañías telefónicas.
Así que el la tienda The Phone House de la calle Tetuán ha sido fácil encontrar clientes que venían a registrarse el mismo día 4 de noviembre. Celina Bautista, residente en Holanda, cree que el Gobierno se mete donde no le llaman. "¿Por qué voy a tener que dar mis datos para hablar con mi madre o mi marido?". Otros clientes, como Manuel Garceau, opinan por el contrario que así "estarán controlados quienes tengan que estar controlados". En los distribuidores de Movistar de la Plaza Nueva y San Eloy también se agolpaban los clientes, muchos de ellos para efectuar el trámite de registrar su móvil de tarjeta. Lo que nunca sabremos si haber adoptado esta medida en 2003 hubiera evitado el 11-M.