Una mañana, al despertar de un sueño profundo, M.R., catedrático de Instituto, se solazó con el pensamiento de que gozaba de un perfecto estado de salud: "Cumplo 45 años hoy, ya no soy joven, pero estoy en plena forma. ¡Qué mal me sentía hace dos años, en la época previa a mi divorcio! ¡Qué suerte he tenido al encontrar a Diana, profesora como yo, guapa y buena!". Fue precisamente Diana quien, poco después, le sorprendió con una observación inesperada: "Roncas mucho, deberías ir al neurólogo; he visto en internet que la apnea del sueño es peligrosa" - "Pero mujer, recuerda que anoche tomé varias cervezas, me fumé un puro...
Yo me encuentro perfectamente" - "No ha sido sólo esta noche. Además tienes pausas respiratorias que me dan mala espina". El especialista, previo estudio polisomnográfico, confirmó la sospecha y recetó: "Deberá usar este aparato para respirar mejor por las noches, tomará además unas pastillas como aquí le explico e inhalará, cada 12 horas, el aerosol que le prescribo".
A la semana del tratamiento: "¿A que amaneces más despejado, sin dolor de cabeza y descansado?" - "¡Pero si a mí no me ha dolido nunca la cabeza! ¡Ahora duermo mucho peor!" - "¡Anda ya, quejica! Tienes un aspecto estupendo. Eso sí, te has levantado varias veces para orinar, ¿cuánto tiempo hace que no te revisas la próstata?" Un mes después el urólogo contemplaba detenidamente la ecografía y recetó: "Aunque el informe del radiólogo no le de importancia, el lóbulo medio presiona la vejiga y produce polaquiuria. Debe tomar usted estas pastillas y repetir el PSA dentro de dos meses".
Seis meses después, ante la aparición de unos mareíllos, tuvo que ir al cardiólogo que sospechó problemas coronarios y el día que cumplió 46 años el psiquiatra justificó su depresión por problemas de salud: más fármacos. "Lo siento Diana; te quiero pero no soy capaz de hacer el amor. Será por las pastillas" - "Si te hubieses cuidado antes..." - "Tienes razón. Debí haberme puesto antes en manos de la ciencia". Moraleja: A partir de los 40 años se precisa un chequeo anual como mínimo.
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