Ahora que se cumplen cien años del nacimiento de Juan Carlos Onetti, acaban de ver la luz sus cuentos completos, tercer volumen de toda su obra, con cuidados artículos críticos y una interesante miscelánea. Los lectores de tan mágico como íntimo fabulador podemos considerarlo como el mejor homenaje a un creador que con el tiempo aumenta de altura.
Onetti se sitúa en ese espacio creativo de una zona intermedia desde la que logra establecer sus propias reglas, al romper con las categorías clásicas del "realismo y de su simétrico reverso, lo fantástico", frente a lo que defendía Borges y su grupo.
Al incluir junto a sus cuentos los artículos, se disfruta del crítico contenido que nunca se quiso titular crítico literario, sino comentarista de autores y obras. Aquí se descubre el papel tan importante que jugó en su futuro como narrador el ejercicio del artículo, tan meticuloso y exigente en su corrección y ejercitando la misma disciplina que si fueran relatos. Y de hecho algunos de ellos lo son.
Juan Carlos Onetti afirmó: "Tengo la sensación de no haberme estafado a mí mismo ni a nadie, nunca". Esto, además de demostrar que era un escritor de nobleza, demuestra que los creadores auténticos no deben pensar en la virtud, sino en la credibilidad de su propia capacidad creativa.
Lo demás es cuestión de ser escritor o imitador de escritor. La altura que con el correr del tiempo va alcanzando su envolvente prosa se eleva más y más en estos cien años que se celebran sobre su viva y palpitante literatura, de esa vida que concluyó en una cama de su exilio español con sus 85 años de existencia y desafío literario.
