Si hay una comida característica de la época estival, son los caracoles. El bar Pinante de Carmona pone los mejores o, por los menos, así lo ha determinado el jurado del primer concurso a la mejor tapa de caracoles, celebrado el pasado julio en la localidad.
José Rodríguez Martín regenta un pequeño bar que se ha hecho famoso por el sabor de sus caracoles. Incluso, clientes de localidades vecinas se acercan por el local para comprobar de primera mano su sabor. Más de 25 años lleva este establecimiento ofertando su característico producto a los que se dejan caer por el bar.
Un plato de caracoles necesita muchas horas de trabajo y especial cuidado a la hora de usar las especias. "El secreto para unos buenos caracoles está en un cuidadoso lavado, en prepararlos con mimo y, sobre todo, en darle el punto exacto a las especias", indica Gracia, la cocinera artífice de tan "exquisito manjar".
Un buen aperitivo. "Los caracoles son un aperitivo perfecto para esta época del año, tanto para tomarlos al fresco de la noche, como en casa", añade José. A lo largo del verano, muchos vecinos se pasan por el bar, sobre todo por su terraza en las calurosas noches estivales, para degustar los caracoles. Aunque también hay quien se los lleva para comerlos en casa, en compañía de familiares y amigos.
La "briega" con los clientes es tarea de José, pero la verdadera maestra en la elaboración de los caracoles es Gracia, su mujer, que desde la cocina elabora el plato. Como explica la cocinera, "los caracoles están muy ricos pero tienen mucho trabajo detrás, sobre todo a finales de verano, que vienen más sucios y hay que lavarlos una y otra vez para que tengan su punto exacto de sabor".
Aunque hay caracoles de criadero, los dueños del bar Pinante no renuncian a la mejor materia prima. "Nosotros siempre intentamos ofrecer a nuestros clientes los de campo, como tradicionalmente se ha hecho en los bares de nuestra tierra", asegura orgulloso José Rodríguez mientras sirve varias cervezas a unos clientes del local.
En el bar Pinante están felices del resultado del concurso y el resultado les provoca "un aumento del esmero, si cabe, a la hora de cocinar los caracoles". Además, esperan ansiosos la llegada de la placa que les acredite como los mejores a la hora de poner los "cuernos sobre la mesa".
