Entre los autores, los lectores y los medios de comunicación hay agentes que desempeñan un papel fundamental. Un ejemplo de ello es la empresa sevillana Edere, que acaba de cumplir cinco años tendiendo puentes en el mundo del libro.
Nuria Lupiáñez y Lucía Cobos se conoceron como becarias de sendas agencias de noticias, una en Efe y otra en Europa Press. Según recuerda Nuria, "fue en la gala de los premios Ateneo de 2002 cuando empezamos a barajar la posibilidad de montar nuestra propia empresa. En la prensa no había muchas salidas y, cada una por su lado, habíamos fantaseado con esa posibilidad", recuerda. Lucía se marchó entonces a Barcelona para hacer un máster en edición, pero la semilla ya estaba sembrada. Poco tiempo después, arreglaban el papeleo necesario para fundar Edere, "que es la palabra latina de editar, pero que originalmente significa sacar a la luz. Eso es lo que queríamos hacer", comentan.
Los comienzos fueron duros -"trabajábamos con un ordenador en casa, y las reuniones eran por messenger"- hasta que Rivero Taravillo, al frente entonces de la Casa del Libro, les dio una oportunidad. Organizaron el Día del Libro Infantil con niños de las 3.000 Viviendas que nunca habían pisado una librería, y el evento fue un éxito. Luego, ficharon por editoriales locales como Alfar o Signatura, y lograron consolidarse en el mundillo literario.
Hoy llevan la comunicación de varias editoriales españolas, incluso de grupos internacionales, así como de la Feria del Libro, la productora Lebrón y del Conjunto Arqueológico de Itálica, entre otros menesteres. Pero la mayor parte del tiempo la pasan entre libros y escritores. "Los medios nos prestan mucha atención, pero están bastante saturados, sobre todo los de prensa escrita. Por un lado se edita demasiado, y por otro es una lástima que títulos que merecen la pena no lleguen a la gente", explican a dúo.
Con los autores aseguran tener "una relación muy estrecha en periodos muy cortos, lo que nos condiciona cuando queremos leer sus libros", según Nuria, y Lucía agrega: "Para todos ellos, su libro es su criatura y quieren que todo el mundo les diga lo bonita que es. Tú tienes que ser un poco su conciencia, y hacerles ver que cada vez es más difícil hacerse un hueco".
"La mala fama de gruñones y egocéntricos que tienen los escritores no responde a la verdad. Nosotras nos casamos con cada escritor que viene, y al final de lo que menos hablas es de sus libros: les enseñas sitios de Sevilla, te hacen confesiones, es un vínculo especial. Mañana, por cierto, me caso con Pilar Cernuda", apostilla Lucía. Entre una promoción y otra, la cultura sevillana celebrará con ellas este lustro de buenas lecturas. Que sean muchas más.
