Pepe Mel cumplió ayer 47 años y lo celebró en compañía de su familia. Hoy se reencontrará con su otra "familia", la plantilla del Betis, y no es ninguna licencia sino la palabra que emplea el técnico verdiblanco para describir la sintonía que existe en el vestuario. Su vuelta al trabajo será más plácida que en otras semanas, como admitió ayer en Punto Radio: "El Betis necesitaba con urgencia cortar todas las dudas que nos rodeaban después de un mes espantoso. Nos podían la ansiedad y los nervios", reconoció Mel, que sin embargo nunca dudó de su continuidad pasase lo que pasase el domingo: "El club nunca me transmitió eso. Sí tenía mucha responsabilidad, pero más allá no he sentido nada", comentó.
A Mel le dolió la "inexplicable" racha de cinco derrotas más de lo que podría parecer normal. "En cualquier otro equipo del mundo me habría limitado a ser un buen profesional, pero aquí tengo doble responsabilidad porque es mi equipo, el equipo de mi hija, y donde quiero triunfar", recordó. Tanta tensión quedó atrás el domingo y el míster tiene claro que la solución pasó por "poner más intensidad". "En Ponferrada puedes jugar bien y tocar mucho el balón, pero si no muerdes ni vas con la misma fuerza que el rival, no ganas", advirtió.
