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Cumplidos de última hora en el relevo de la Casa Blanca

A dos días de que Barack Obaba tome posesión como presidente de EEUU, parece que la acritud y las descalificiones que se regalaron George Bush y él durante la campaña electoral han pasado a mejor vida. Ahora todo ha cambiado y tanto Bush como Obama aprovechan cualquier ocasión para piropearse mutuamente. Foto: EFE.

el 15 sep 2009 / 21:19 h.

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A dos días de que Barack Obaba tome posesión como presidente de EEUU, parece que la acritud y las descalificiones que se regalaron George Bush y él durante la campaña electoral han pasado a mejor vida. Ahora todo ha cambiado y tanto Bush como Obama aprovechan cualquier ocasión para piropearse mutuamente.

En el caso del presidente electo, ayer mismo afirmó que siempre creyó que el actual inquilino de la Casa Blanca era "una buena persona". "Creo, a título personal, que es un buen hombre que adora a su familia y a su país", dijo Obama en una entrevista exclusiva a la cadena de televisión CNN que se retransmitió anoche y cuyo contenido adelantó en su página web.

Aún así, Obama había criticado con frecuencia durante la campaña las que describió como "políticas fallidas" de Bush, y prometió una "ruptura total" con los últimos ocho años. El entrevistador John King preguntó al próximo mandatario si había algo de lo que quisiera retractarse ahora que ha pasado más tiempo con Bush y entonces Obama alabó al presidente saliente por ayudarle a llevar a cabo una transición fluida y dijo que lo que caracteriza en parte el funcionamiento de EE.UU. es su capacidad para que haya desacuerdos políticos sin perder el civismo.

El próximo mandatario, que asumirá el poder el próximo martes, afirmó también que cree que Bush tomó las mejores decisiones que pudo bajo circunstancias muy difíciles. No obstante, el líder demócrata aseguró que eso no cambia su opinión de que durante los últimos años se tomaron una serie de decisiones erróneas y que ahora él deberá heredar las consecuencias de muchas de ellas. Además de su relación con Bush, Obama también habló con CNN de algunos de los asuntos cruciales que afrontará durante los primeros días de su Gobierno, como la seguridad nacional y la economía.

Bush, por su parte, regaló el pasado jueves el oído al futuro inquilino de la Casa Blanca. Así, aprovechó una intervención pública para afirmar que Barack Obama es un hombre "cuya historia refleja la promesa duradera de la tierra".

Ojo al terrorismo. George W. Bush, que realizó ayer su último discurso radiofónico antes de abandonar la presidencia del EEUU, advirtió ayer que el mayor peligro para el país sigue siendo el sufrir otro atentado terrorista, por lo que, dijo, no se debe "bajar jamás la guardia".

En su tradicional alocución de los sábados, Bush aseguró que EEUU "está ahora más seguro" que hace siete años, cuando ocurrieron los trágicos atentados del 11-S en Nueva York, Washington y Pensilvania, en los que murieron casi 3.000 personas. Pese a ello, destacó que la amenaza "más seria" para el país sigue siendo otro atentado terrorista", y advirtió que los enemigos son pacientes y están decididos a atacar de nuevo".

En opinión de Bush, EEUU "no hizo nada para buscar o merecerse este conflicto" que derivó en su insistente "lucha contra el terror", batalla que el presidente saliente, como ningún otro antes de él, ha abanderado en este país y también en el exterior. No obstante, el presidente saliente recordó que a raíz de los atentados del 11-S, a EEUU se le ha dado "responsabilidades solemnes, las cuales hay que cumplir". "Debemos resistir la autocomplacencia. Debemos mantener nuestra determinación. Y jamás debemos bajar la guardia", insistió Bush, en un claro mensaje al próximo presidente, Barack Obama.

Entre sus recomendaciones al próximo Gobierno de EEUU también figura el consejo de "rechazar el aislacionismo y su compañero, el proteccionismo, dado que retirarse o refugiarse tras las fronteras "sólo invitará al peligro", recalcó. Este mensaje puede aplicarse tanto a la lucha contra el terrorismo como a su temor de que el proteccionismo estrangule al libre mercado, en un entorno de profunda crisis económica. "En el siglo XXI, la seguridad y la prosperidad en casa dependen de la expansión de la libertad en el extranjero. Si EEUU no encabeza esta causa, no tendrá ningún liderazgo", aseveró Bush.

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