Cultura

Curro González se queda en el CAAC

El artista Curro González (Sevilla, 1960) recibe hace varias semanas a los visitantes que accedan al Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) por su entrada de la avenida Américo Vespucio con una escultura que representa al artista como un "hombre-orquesta".

el 12 oct 2010 / 18:51 h.

Fanfarrias y cornetas reciben al visitante cuando cruza el umbral donde se sitúa la nueva pieza.
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El artista Curro González (Sevilla, 1960) recibe hace varias semanas a los visitantes que accedan al Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) por su entrada de la avenida Américo Vespucio. Por encargo del anterior director de la institución, José Lebrero, el polifacético creador ha levantado -tras dos años de trabajo- un monumento en bronce que simboliza alegóricamente la figura del artista contemporáneo, representado como un "hombre-orquesta". La escultura, ataviada con grandes gafas y un sinfín de elementos cargados de simbolismo, oculta al público la imagen de su propio creador.

"Este concepto es una buena metáfora de la situación actual que vivimos los creadores", comenta el autor, sin querer transmitir ningún tipo de crítica hacia esta realidad, puesto que "esto es lo que hay, no es ni mejor, ni peor".

El monumento está instalado en los jardines del monasterio y se acompaña de un equipamiento multimedia que se activa cada vez que un visitante se acerca a la pieza, haciendo sonar unas cornetas, que tratan de representar "la puerta a la fama que todo artista quiere atravesar". "La obra incorpora al espectador, ya que cuenta con una cámara real, oculta en la escultura, que graba a las personas que se acercan y proyecta sus reacciones en una pantalla situada a la entrada del CAAC", revela González.

La intención de González ha sido ofrecer una lectura irónica sobre la controversia que desde el Romanticismo viene desarrollándose en torno al concepto de artista.

"Me ha parecido oportuno conjugar estos elementos y ofrecer una paradójica versión del artista individual, representado como hombre-orquesta que se enfrenta a la Puerta de la Fama, umbral que recoge la idea de que el fin último para el artista es la consecución del éxito que garantice su paso a la posteridad: la inmortalidad del reconocimiento", explica González. Y añade: "Esta situación inicial queda alterada cuando el público, que es quien realmente atraviesa la puerta, se ve, al hacerlo, sorprendido por el sonido de una fanfarria. Algo que juega a cambiar los papeles dentro de esa cadena de reconocimientos. Es ese momento, el visitante que, captado por la cámara situada en los ojos del artista-hombre-orquesta, se puede ver en otro espacio -la sala de la antigua tienda de recuerdos del CAAC-, creando un cruce de conceptos entre lo que el artista ve -la entrada triunfal del espectador público- y lo que el público observa a través de la imagen proyectada en ese otro lugar y contexto".

Este proyecto, titulado Como un monumento al artista, pasa a formar parte de la colección permanente del centro, aunque hasta el 6 de febrero de 2011 estará arropada por una exposición de dibujos y bocetos del artista, fruto de un largo proceso de reflexión sobre la figura de Curro González y su obra.

Pintor inscrito en su primera etapa dentro de la estética expresionista, se dio a conocer en los 80 a través de las colectivas Homenaje a Picasso, 1982, y Pintores de Andalucía, un año después.

La muestra del CAAC permite conocer su trabajo, fundamentado en el dibujo y la pintura, así como su evolución, ya que ha ido incorporando el hecho tridimensional y las nuevas tecnologías, creando escenarios donde el hombre aparece midiéndose a sí mismo, y habitando su propio espacio.

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