Veraneando

Dagón, el origen mazagonense

Los filisteos fueron quienes pusieron los primeros nombres conocidos a varios lugares de la costa onubense.

el 15 jul 2014 / 09:00 h.

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Mazagón es un núcleo de población perteneciente a los municipios de Moguer y Palos de la Frontera en la provincia de Huelva, de unos 4.000 habitantes. Una de las joyas de la costa onubense con un nombre precedido de una historia particular. Y es que las referencias en libros y manuscritos a Mazagón como núcleo tal comenzaron a finales del siglo XIV motivado por la pesca, la riqueza de sus bosques, la agricultura y el carácter residencial de verano que muchas familias de Moguer, Palos de la Frontera, Bonares o Rociana del Condado le dieron. Una denominación que el historiador Julio Izquierdo ha investigado, y ha llegado a conclusiones que relacionan el topónimo con el antiguo dios filisteo Dagón. Los nombres de estas Playas de Castilla, según constan en numerosos documentos, por ejemplo en la delimitación de términos entre Palos y Moguer que se realizó en 1396, eran de Julián, Morla y Mazagón la parte más oriental, que recibía su nombre del arroyo llamado indistintamente Mazagón o Marzagón. Mazagón - Mónica Bautista De modo que atribuir este topónimo a un error de la empresa que urbanizó Ciparsa es una frivolidad. Por tanto el nombre consta por escrito en suficientes documentos desde el siglo XIV. Sin embargo, es cierto que una buena parte de la población local le llamaba Marzagón. ¿Por qué? Si echamos un vistazo a los Marzagón, Marzagán y Marçagao que existen a lo largo del mundo, podemos comprobar que tienen una distribución similar en las costas desde la India al Brasil. Con una diferencia; en las costas mediterráneas abundan los mazagones más que los marzagones. Naturalmente, porque el topónimo sin la r es más antiguo. Un dato (sobre todo para el tema del error del cartel de la empresa de Ciparsa): el Mazagán de la costa marroquí fue fundado hace veintiocho siglos. Esto nos lleva más lejos que la fecha de origen de la empresa. «En definitiva, cuando estos filisteos llegaron a nuestras costas, a pesar de que sabían que estaban en los confines del mundo, asomándose a un impresionante océano, y de que las aguas rojas del Tinto les evocaba la sangre de sus cruentos sacrificios, simplemente les pusieron los nombres de sus dioses» afirma Julio Izquierdo. Así pues, fueron ellos quienes pusieron los primeros nombres conocidos a estos lugares de la costa onubense, y sólo tienen significado en su lengua. Puesto que, como indica el historiador palermo, acostumbraban a bautizar los lugares que descubrían con los nombres de sus dioses. Monolito a Dagón - Mónica BautistaDAGÓN. «Entonces, recordando mis juveniles lecturas de la Biblia, vino a mi mente el nombre de Dagón, que suena bastante parecido al de nuestra playa. Nada sabía del tal Dagón, aunque vagamente mi memoria me traía imágenes de un templo dedicado a este dios; el que Sansón, cegado y atado a sus columnas, derribó sobre su cabeza y la de todos los filisteos presentes que se mofaban de él». El historiador buscó datos y encontró un tritón, mitad humano mitad pez, el precursor del Poseidón griego y del Neptuno romano. Una de las divinidades más veneradas de los filisteos, al que habían erigido en Gaza un templo. Se representaba medio hombre, medio pez, lo que hizo derivar su nombre de la palabra dac, o lo que es lo mismo, pescado. El Dios del Mar de uno de los Pueblos del Mar. De forma que poco a poco se consolidaba la hipótesis de que Mazagón es un topónimo filisteo dedicado al dios del mar Dagón. Ahora bien, faltaba el prefijo Ma, o más correctamente, la letra M, pues los filisteos no utilizaban vocales. Los fenicios fueron los grandes simplificadores y difusores del alfabeto, del que procede el nuestro. Pero ellos lo tomaron de varias fuentes, la más importante el egipcio. Pues bien, nuestra M, heredera de la romana, de la griega y de la filistea, se inspiró en un jeroglífico egipcio consistente en una línea quebrada que representaba el mar. «En definitiva, Mazagón significaría Mar de Dagón, entendido mar como aguas, que, teniendo en cuenta la naturaleza pisciforme de la deidad, me atrevería a traducir muy libremente como Morada de Dagón». Como indica  Julio Izquierdo, si de algo nos debe servir el conocimiento es para respetar. Disfrutar de la maravillosa costa que la naturaleza nos brinda, como lo hicieron nuestros antepasados. «Pero, al mismo tiempo, respetarla y cuidarla para las futuras generaciones, pues de lo contrario acabará llamándose Marcagón, y no hará falta que nadie nos explique su etimología».

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