Era el mayor humedal de España, junto a Doñana. Hoy no tiene ni empapado el suelo. Las Tablas de Daimiel, el tesoro manchego donde crecían nutrias, enea, carrizo y álamos, se ha desecado en el 98% de su espacio, hasta el punto de que en el subsuelo se ha formado un incendio. Las entrañas de la tierra arden por culpa de la falta de agua. Llevan una década los ecologistas clamando por su cuidado, pero poco se ha logrado. Ahora, varios reportajes periodísticos han puesto el grito en el cielo y han logrado, al fin, que el Gobierno apruebe una serie de medidas de emergencia para la extinción de la combustión de la turba del parque y un trasvase a través del Trajo-Segura para el abastecimiento humano y el riego de socorro de la zona. El control ha de extenderse, porque el 60% de los humedales de España ha desaparecido en los últimos 50 años.