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Daniel Luque dio el paso

La calamitosa y mansa corrida del Puerto de San Lorenzo sentencia una mala Feria.

el 16 sep 2009 / 02:04 h.

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Los que se habían marchado a la muerte del quinto -algunos lo habían hecho incluso antes- se perdieron la única guinda del despropósito que ayer se celebró en la plaza de la Maestranza bajo el holgado nombre de corrida de toros. No hubo tal. Sólo una aburrida, premiosa y larguísima sucesión de bueyes vacíos de la más mínima raza brava que acabaron de sentenciar la balanza negativa de una feria en la que tantas y tantas cosas han dejado mucho que desear. A falta de la terna de hoy, el pescado parece más que vendido en el apartado torero y mucho se tendrán que esforzar las coletas que aún no han asomado por la puerta de caballos para cambiar las tornas de este ciclo en el que todo está cogidito con alfileres y en el que, mínimas y honrosas excepciones aparte, el fracasco ganadero es estrepitoso, indisimulable y generalizado en todos los ámbitos. Para colmo, la mayoría de las corridas -Victorino incluido- han fallado en el mínimo exigible, que es el de una correcta e igualada presentación para comparecer en un marco como la plaza de la Real Maestranza.

Pero algunos, no nos quedaba otra, persistimos en jugar la última bola del fiasco. Aún le quedaba una carta que echar al jovencísimo Daniel Luque, que no podía marcharse de la Feria sin convencer a los más incrédulos de su valía, de las grandes posibilidades de su futuro inmediato. Le había sido imposible del todo sacar algún muletazo con el nombre de tal al buey que hizo tercero cuando la corrida ya empezaba a alargarse más de la cuenta. Era un mulo trotón y manso que no se dejó pegar ni un pase. Lo despenó de un sablazo y hasta diecisiete descabellos. Ya entonces la corrida parecía sentenciada. Fueron saliendo el resto de acémilas al ruedo resistiéndose a abandonar los chiqueros y cuando el sexto pisó la plaza iluminado por los focos, el personal que había decidido permanecer sentado ya estaba loco por tomar la puerta. Pero Luque, que ya se había templado por delantales en un quite que desengrasó el parte el empacho, salió dispuesto a jugársela de verdad, haciendo bien las cosas, pisando con firmeza el ruedo y mandando en la embestida remisa del toro charro desde el primer momento.

Hubo mando en la faena desde el primer muletazo, pero el trasteo tomó definitivo vuelo cuando, después de sobarlo, el joven diestro de Gerena, al que no le importaron los cabezazos que le daba el toro por el pitón izquierdo, terminó de pasar el río sin barca para pisar ese terreno vedado a tres o cuatro privilegiados y enzarzarse en un trasteo de aires ojedistas, resuelto en un palmo de terreno en el que al toro ya no le quedó otra opción que entregarse definitivamente. Firme como un poste, jugándosela de verdad, acabó de volver la tortilla del todo en un circular invertido en el que se enroscó el toro por completo. Daniel Luque se había subido encima del todo y había redimido in extremis el tormentoso fracaso de los toros salmantinos de El Puerto de San Lorenzo. Aún huvo sobredosis y amagos de huída en el toro, al que cazó de una buena estocada de la que tardó en echarse sin que fuera óbice para que cortara una valiosa oreja que le va a valer mucho. Adelante.

Tampoco podemos dejar de cantar los méritos de Sebastián Castella, que acertó a sujetar con autoridad al mansísimo animal que hizo segundo en terrenos del 9. Noble pero desesperadamente rajado, acabó tomando la muleta de Castella, que le administró un trasteo firme y templado, bien trazado y resuelto, que reveló su nuevo estado de forma. Lástima que un feo espadazo lo dejara sin premio. Con el quinto bis, un buen mozo de Gavira que se contagió de la mansedumbre de los titulares, apenas tuvo opciones y pecó de alargar la faena cuando no había nada que hacer.

También concluyó su peor Feria de Abril El Cid, que deberá esperar a San Miguel para desquitarse de estas cuatro tardes que le han debido dejar un regusto amargo. Su primero no servía ni para arar y el cuarto, que tuvo cierta nobleza, duró un suspiro. Tocado.

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