El artista nace o se hace? Como no es fácil responder a esto, mejor es ir al grano y quedarse con el resultado: o se es o no se es artista. Siendo prácticos, la cosa está mucho más clara, sobre todo cuando el que está sentado (que no quieto) al otro lado de la mesa es David Civera, quien sí que lo es en una cualidad igual de importante que el don de cantar bien: el arte de mantenerse en la brecha y saber disfrutar de la profesión. Y no porque lo diga nadie sino porque salta a la vista, a menos que sea muy buen actor. De lo que seguro no hay dudas es de que si hay una fórmula que difícilmente falla y que probablemente compartan todos los que forman parte de esta industria, es la del trabajo, trabajo y más trabajo. El mismo que ha tenido al sexto clasificado en Eurovisión (el mejor rendimiento en los últimos años) bastante entretenido durante un "largo" año y que una vez más da sus frutos, ya que el artista de Teruel tiene ya en la calle su octavo álbum.
Los que incluyan el CD en su lista de regalos navideños encontrarán a un David más Civera que nunca, que se deja llevar por sus emociones e impregna su sello en siete de las once canciones compuestas íntegramente por él. Y es que el turolense no sólo se defiende con micrófono en mano, sino que, además de la voz y su ya conocida faceta como bailarín, hace sus pinitos con la pluma de autor.
Otra marca, la de la música italiana, tiene también un peso importante en este trabajo grabado entre España e Italia (y producido por Ludovico Vagnone). Civera ha crecido con Eros Ramazzotti y Marco Masini en la minicadena y ha querido volcar en sus temas toda la "energía, la garra y la pasión" de lo italiano, un estilo "con letras que dicen mucho y todo un referente romántico mundial".
Una buena muestra del David más creador es su primer single, Tú para mí, un tema compuesto en letra y música por este polifacético artista y con el que él mismo recomienda dejarse llevar. Pero hay de todo: una canción para bailar, Grabada a fuego; para enamorarse, Dímelo al oído; para emocionarse, Aún te siento conmigo, que dedica a su abuelo paterno; y para escuchar, "¡todas!", según el libro de recomendaciones de este cantante que valora especialmente que vayan a verle "familias enteras, de todas las edades", y que haya un público que "está conmigo haga lo que haga" tal y como "comprobé en ¡Mira quién baila!, donde gané la segunda edición". "Aquella etapa me dio alas para embarcarme en el proyecto que ahora presento como un punto de inflexión en mi carrera y un ejemplo de evolución y madurez", explica un Civera que incluso entonó hace poco Suspiros de España en Se llama copla y que, pese a todo, conserva su peinado canalla y un aire desenfadado.
Pero la carrera de este treintañero arrancó verdaderamente con el Dile que la quiero que llevó a Eurovisión en 2001, y después vinieron varios números unos en ventas, conciertos por toda España y los también muy conocidos Que la detengan y Bye Bye. Del ya tradicional festival de la canción el cantante piensa que está "algo descuidado", dado que es un "evento cultural que representa al país" y "no debería tender a la parodia y los intereses televisivos". David recuerda con cariño el espectáculo que lo supuso "todo" en su carrera y le brindó siete giras y 700 conciertos.
La gira de ahora, que durará de marzo a octubre (las fechas, en la web www.davidcivera.es , también de estreno), es el motor principal del nuevo disco, con el que Civera busca un efecto inspirativo, muy consciente de que "hoy en día las ventas no reflejan la calidad del trabajo". En esto tiene mucho que ver la piratería. Sobre este fenómeno el artista lanza al aire un claro interrogante: ¿por qué si hay alguna opción de regularizarlo no se hace? Internet es "muy útil", pero "si alguien tiene una idea debe estar protegido para que no le salga gratis a los demás, porque si no las cuentas no salen y no se puede hacer carrera".
Pese a su pasión por la música, Civera antepone "lo personal a lo profesional", y quizás sea este uno de los secretos de su éxito, por la "estabilidad y la paz interior" que le transmite su familia. Una familia de la que no se separa, ya que David prefiere darse la paliza de kilómetros con tal de mantener su residencia en su tierra natal
