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David contra Goliat

El tópico se hace realidad con ocasión de la final de la Eurocopa. En un rincón del ring, los forzudos alemanes. En el opuesto, los imaginativos españoles. El pellizco contra la industria pesada, la genialidad contra la eficacia, los kilos contra el dinamismo, la improvisación contra el rigor.

el 15 sep 2009 / 07:05 h.

El tópico se hace realidad con ocasión de la final de la Eurocopa. En un rincón del ring, los forzudos alemanes. En el opuesto, los imaginativos españoles. El pellizco contra la industria pesada, la genialidad contra la eficacia, los kilos contra el dinamismo, la improvisación contra el rigor.

Las comparaciones son odiosas pero, en este día grande para el fútbol español, lo son un poco menos. La selección de Luis Aragonés lidera todas las estadísticas positivas de la Eurocopa y, en medio de una insultante preeminencia del famoso toque, entre la catarata de datos destaca la seguridad defensiva de La Roja, que apenas si permite que le disparen a Iker Casillas.

Defender con el balón

Decía Johan Cruyff que "si tú tienes la pelota, no la tiene el rival". Una perogrullada tras la que se esconde la base de la filosofía que llevó al Barcelona del técnico holandés a los mayores triunfos de su historia. Como la España de Luis acapara la posesión de balón, los rivales encuentran serias dificultades en llegar a los dominios de Casillas (y Reina, en el partido que jugó), que sólo ha tenido que hacer nueve paradas en todo el torneo. Por su parte, el discutido Jens Lehman ha detenido casi el triple (24) de disparos en el camino a la final.

Eficacia alemana

Los alemanes siempre han tenido fama de eficientes y esta selección de Löw confirma el lugar común con su relación con el gol. Los teutones han hecho diez goles en cinco partidos, una media perfecta de dos, para lo que sólo han necesitado veintitrés remates entre los tres palos. Prácticamente, la mitad de las veces que cogen puerta, festejan. Por el contrario, España ha marcado un tanto más (11) pero ha necesitado para ello cuarenta y cuatro tiros a la diana. Justo la mitad de eficaces que sus rivales.

Débiles atrás

El dato contradice a la historia de fiabilidad defensiva de los alemanes pero la gran diferencia estadística entre los dos finalistas de esta Eurocopa es la debilidad de la defensa teutona. Antes del torneo, tanto en España como en Alemania había desconfianza hacia las respectivas parejas de centrales pero mientras que Puyol y Marchena han ido creciendo (ningún tanto encajado en la fase final), Metzelder y Metersacker han convertido su área en una verbena (dos goles aceptados tanto en los cuartos como en las semifinales).

¿Pichichi sin jugar?

El máximo goleador del torneo es David Villa, cuyas cuatro dianas en los dos primeros encuentros no han sido igualadas por ningún jugador. Sólo el alemán Lukas Podolski, con tres, podría superar al asturiano que hoy se tendrá que conformar con ver la final vestido de paisano debido a la lesión que se produjo ante Rusia. De la pericia de sus compañeros depende que se haga con la Bota de Oro de la competición.

Finales disputadas

La superioridad alemana, desde un punto de vista histórico es abrumadora. España afronta hoy la tercera final de su historia (Eurocopa ganada en 1964 y perdida veinte años más tarde), mientras que la 'Mannschaft' presume de tres Mundiales (1954, 72 y 90) y otras tantas Eurocopas (1972, 80 y 96) en su palmarés. Además, perdió las finales universales en 1966, 82, 86 y 2002, y las continentales de 1976 y 92.

El talento del bajito

El fútbol de ataque de Alemania es especialmente peligroso por su costado izquierdo donde, paradójicamente, se desenvuelve el jugador más menudo del once titular de Joachim Löw. El lateral ambidextro del Bayern de Munich Philipp Lahm apenas alcanza el 1,70 de estatura y es, con 62 kilos, uno de los futbolistas más livianos de la competición. Su duelo con David Silva (1,70 y 73 kilos) no será lo que se dice un choque de trenes.

La legión extranjera

En el centro del campo más tocador que ha parido el fútbol español, España ha encontrado a un stopper de origen brasileño, Marcos Senna. Es el mundo al revés. No será el único nacionalizado que dispute la final de hoy. Los alemanes cuentan con tres jugadores nacidos en Polonia (Piotr Trochowski, Miroslav Klose y Lukas Podoloski), un jugador venido al mundo en Brasil (Kevin Kuranyi), otro importado de Suiza (Oliver Neuville) y otros dos de evidentes raíces extranjeras, el 'español' Mario Gómez y el 'nigeriano' David Odonkor.

¿La décima de Palop?

Si España gana esta noche, pocos jugadores nacionales podrán presumir, como Andrés Palop, de contar con diez galardones en su palmarés. Pese a que oficialmente no es internacional pues no ha jugado ningún minuto con la selección, el meta sevillista añadiría la Eurocopa a los cinco títulos cosechados en Nervión y a los cuatro (dos Ligas, UEFA y Supercopa europea) ganados con el Valencia en los años en los que estuvo a la sombra de Cañizares.

Las faltas

En sus cinco partidos, España ha tenido el balón un 55% del tiempo, mientras que Alemania lo ha poseído en un 49%. Pese a ello, llama la atención la cantidad de faltas cometidas por los españoles (95 en total, 19 por partido), muchas más que sus rivales de hoy (71, 14,2 por encuentro). El capítulo de faltas recibidas está más igualada. Las mismas 95 para España y 82 (16,4 por choque) para Alemania.

Rossetti, mal presagio

La designación del italiano Roberto Rossetti para arbitrar la final no le trae buenos recuerdos a Luis Aragonés, puesto que el transalpino fue el colegiado que dirigió el España-Francia de los octavos de final del pasado Mundial. Pero peor aún ha sentado la elección en Suiza, una de las naciones anfitrionas. Rossetti (compatriota y protegido de Pierluigi Collina, uno de los mandamases del estamento arbitral 'uefo') arbitró el partido inaugural de la competición, en el que se tragó un claro penalti de Ujfalusi que podría haber dado el empate a los helvéticos. Además, en vista de que su selección no pasó la primera ronda, Suiza aspiraba estar representada en la final por el árbitro Massimo Busacca.

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