Besamanos de la Virgen de los Reyes en la Capilla Real de la Catedral de Sevilla. / J.M.Paisano
FOTOGALERÍA. Besamanos de la Virgen de los Reyes Ataviada por entero de blanco, con una saya de aires nupciales, luciendo su clásico pecherín de corales y rodeada de liliums y astromelias y de un atrezzo con novedades estéticas reseñables. Así se muestra a los fieles la Patrona de Sevilla y su Archidiócesis en su primer besamanos, una cita que se desarrolla en doble jornada (este lunes por la tarde y el martes, de 9.00 a 14.00 horas) y que abre el programa de cultos que conduce a la mágica mañana del 15 de agosto.
Besamanos de la Virgen de los Reyes en la Capilla Real de la Catedral de Sevilla. / J.M.Paisano
Minutos antes de las seis de la tarde de este lunes un centenar de fieles aguardaba ya ante el cancel de la Puerta de los Palos la apertura del besamanos. Marí Carmen y Encarni, hermanas ambas, junto a su tía Francisca, son las primeras de la cola. Una es del Polígono de San Pablo, la otra de las Naciones y la tercera de la barriada las Huertas, pero las tres han coordinado las salidas de sus casas para coincidir a bordo del 20, luego hacer transbordo a la línea 21 y rematar la ruta cogiendo el tranvía que les ha dejado en el Archivo de Indias. «Nunca fallamos este día. Es una cita ineludible. Y el día 15 somos las primeras frente a la Puerta de los Palos». Tras el rezo de la Salve Regina conducida por el capellán real Francisco José Ortiz Bernal, ellas tres han tenido el honor de inaugurar el incesante goteo de fieles que colma de besos las manos descarnadas de la Patrona. «Es muy milagrosa, y venimos a pedirle salud y trabajo», asegura este trío de de devotas antes de iniciar de nuevo la diáspora a sus barrios de origen. Se calcula que durante lunes y martes, entre 6.000 y 8.000 devotos desfilarán ante las plantas de la Virgen de los Reyes. «Lo tenemos más o menos calculado porque es el número de estampitas que repartimos normalmente en estos dos días», asegura sin perder de vista a la imagen gótica el presidente de la Asociación de Fieles de la Virgen de los Reyes y San Fernando, Antonio Ramos.
Son numerosas las estampas novedosas que presenta el montaje del besamanos. La nueva priostía de la Asociación, que este lunes celebraba su puesta de largo, ha aterrizado con aires renovados y se ha propuesto ir desempolvando y recuperando progresivamente parte del rico patrimonio artístico y del ajuar vinculado al culto a la Patrona que el Cabildo Catedral atesora en las sacristías del templo metropolitano. La novedad más visible del besamanos ha sido la recuperación de las puertas de madera del camarín de la Virgen. Federico Carrasco, nuevo vocal de mantenimiento, cargo que se corresponde con el de prioste, explicaba a pie de obra que hacía «unos cuarenta años» que estas «magníficas puertas» no se utilizaban para cerrar el camarín de la Virgen. «Lo que se pretende es que la gente pueda admirar una de esas maravillas que se encontraban escondidas o sin uso».
Dentro de esa política de renovación del patrimonio hay que encuadrar la nueva peana de besamanos que estrenó la Virgen, una obra del taller de Hijos de Juan Fernández y cuya línea se inspira en la peana de camarín sobre la que luce a diario la Patrona. «Como novedad, se han recuperado los candelabros de cuatro velas dispuestos ante la urna de San Fernando, así como las bandejas de plata, llamadas credencias, que lucen en las capillas de los santos patronos, San Isidoro, San Leandro, Santa Justa y Santa Rufina». Y si quieren más detalles, fíjense en los dos grandes cojines que sirven de acomodo para los cetros reales de las antiguas tumbas de Alfonso X el Sabio y de Beatriz de Suabia. La Patrona viste por entero de blanco. Las Hermanas de la Cruz eligieron para su atuendo un manto de brocado y la saya que se confeccionó a partir del traje de novia de Doña Dolores de Borbón, cuando contrajo matrimonio en 1937 con el príncipe ruso Augusto Czartorysky.
