Economía

De calores y miuras

Con la visita del Rey a Sevilla llegaron los termómetros a más de 40 grados. Calor que no emborronó el espectáculo, que encandiló a los 1.600 invitados. Alguno, como José Antonio Viera, tuvo que presenciar los toros desde la barrera, y otros -el consejero Vallejo- vieron cómo el presidente Chaves les echaba un capote.

el 15 sep 2009 / 06:59 h.

Con la visita del Rey a Sevilla llegaron los termómetros a más de 40 grados. Calor que no emborronó el espectáculo, que encandiló a los 1.600 invitados. Alguno, como José Antonio Viera, tuvo que presenciar los toros desde la barrera, y otros -el consejero Vallejo- vieron cómo el presidente Chaves les echaba un capote.

Como no podía ser de otra forma, el Rey Juan Carlos fue el primero en subirse al flamante -y recién sacado del horno, en sentido figurado- A400M. El avión acababa de completar la salida de hangar antes miles de atentos ojos, que seguían cada paso, para permanecer ya fuera a más de 40 grados bien pasado el mediodía. El monarca, con su sencillez habitual, preguntó antes de subir las escaleras "¿tendréis puesto el aire acondicionado, no?". Una preocupación real porque un sol de justicia no perdonaba a nadie, rangos aparte.

Calor fuera, sí, pero no dentro del hangar. Los 1.600 invitados siguieron con atención desde unas gradas -mejor ni pensar cuánto costará un montaje de este tipo- el desarrollo de un acto que gustó a todos sin excepción. Claro que hubo quien pudo apreciar mejor que otros los detalles. En la parte superior, zona que se había reservado para la prensa y trabajadores, un rostro solitario esperaba el comienzo de la escenificación.

José Antonio Viera, secretario general del PSOE de Sevilla, otrora consejero andaluz de Empleo y Desarrollo Tecnológico, seguro debía recordar aquellos tiempos en los que destacó como firme defensor del proyecto aeronáutico andaluz. Ayer le tocó ver los toros desde la barrera. No fue intencionado, sino un error en el estricto sistema de acreditaciones.

Distinta suerte corrió su colega -y en buena medida sucesor- Francisco Vallejo, quien recibió el mejor capotazo de la jornada y que le brindó Manuel Chaves. En su discurso -el primero que se escuchó en el acto- el presidente de la Junta aludía a que el A400M no es un programa que camina en solitario en Andalucía y enmarcaba la iniciativa de Aerópolis, un futuro Centro de Tecnología Aeronáutica y, entonces, apareció Sacesa.

Pero situemos el contexto. Hace justo una semana Vallejo anunciaba que los flecos de la operación para la ampliación de capital de Sacesa estaban cerrados. Sólo varios días después, Antonio Pulido, el presidente de Cajasol, una de las entidades implicadas, contradecía al consejero diciendo que no estaba cerrada. Ayer Chaves daba el asunto por zanjado. "La pasada semana se cerraron las negociaciones para constituir Alestis [que absorberá a Sacesa], la nueva sociedad que aspiramos e se convierta en suministrador de primer nivel".

La puesta en escena de ayer del roll out (salida de hangar para los menos iniciados) no tuvo nada que envidiar a la última, que albergó la ciudad francesa de Toulouse. Comentarios tan poco afortunados como "no parece que estemos en Sevilla", pudieron oírse. Todos coincidieron en apuntar lo acertado del espectáculo y su organización. Ante eso, los peros se quedaron sin argumentos.

Sin embargo, sí hubo quien, tirando de memoria, planteó una gran diferencia respecto al último gran acto de este tipo. En Sevilla sólo un jefe de Estado, el Rey Juan Carlos, frente a los cuatro jefes de Gobierno que presenciaron la puesta de largo del superjumbo A380 en Touoluse. Zapatero, Chirac, Merkel y Blair.

Ayer, en su defecto, y acompañando al Rey en este momento histórico para la ciudad, el ministro de Industria, Miguel Sebastián, y una nutrida representación de la cúpula militar y del Ministerio de Defensa, así como de las Fuerzas Armadas de los nueve países participantes en el programa.

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