En un periodo que dura cuatro años, los alumnos andaluces necesitan 16 millones de libros de texto. Para construir todo ese papel se necesita el consumo de energía anual equivalente al que producen todos los vehículos de una ciudad andaluza de 22.000 habitantes: unas 34.000 toneladas de CO2. También se necesita un volumen de agua inmenso, en torno a 1.615.000 metros cúbicos, aproximadamente lo que cabe en 640 piscinas olímpicas o el equivalente para regar durante un año unas mil hectáreas de plantación de olivar. Por último, sería necesario talar unos 400.000 árboles para extraer el papel de los manuales de Matemáticas, Literatura, Química...
Sin embargo, en Andalucía los libros de texto son reutilizables. Durante esos cuatro años pasan de mano en mano: los estudiantes que promocionan a 2o curso se los dejan a los de primero, los que pasan a tercero, se los dejan a los de segundo. Así que dos tercios de los manuales que se necesitan, en realidad, no hace falta crearlos, lo cual repercute positivamente en el medio ambiente. El ahorro aproximado es equivalente a 12.000 toneladas de gasoil o 20.000 toneladas de papel, según datos del Gobierno andaluz.
Es una extraña forma de calcular, "como si cada tres niños plantaran un árbol", resume el consejero de Educación, Francisco Álvarez de la Chica. Hasta ahora, la Consejería de Educación se había centrado en difundir el impacto social que tiene el plan de gratuidad de los libros de texto. Si los manuales no fueran gratis y reutilizables en Andalucía, una familia tendría que gastar 1.850 euros en libros durante los diez años que dura la etapa obligatoria: 854 euros en los manuales de Primaria y 996 euros en Secundaria.
Ese gasto lo asume el Gobierno andaluz. Pero en realidad no tiene que comprar un libro por cada niño, porque si lo hiciera se gastaría en torno a 658 millones de euros. En cambio, al renovarlos cada cuatro cursos, sólo gasta 278 millones y se ahorra los otros 400. "Por un tercio del valor, todos los niños andaluces tienen libros gratis", insiste Álvarez de la Chica.
El consejero expuso esta semana este "balance verde" del plan de gratuidad de libros de texto y, de repente, empezó a hablar del libro digital. El pasado curso, Educación implantó los contenidos digitales de forma experimental en 82 institutos andaluces, y la consejería está poniendo todo su empeño para que el curso que viene se incorporen todos los institutos de Secundaria. Los equipos directivos deben decidirlo antes de que acabe el mes de julio. Es una decisión voluntaria, aunque el mensaje de la administración es claro: poco a poco se irán comprando menos libros de texto en papel para adquirir los derechos de autor de sus contenidos digitales. La pregunta que el consejero dejó en el aire es: ¿cuántos árboles puede salvar un libro digital?
El sector editorial en el ámbito educativo reconoce que la reducción de costes de producción de un libro digital es del 30% respecto al soporte papel. Sin embargo, la presión fiscal es por ahora mayor para el libro electrónico, que carga con un 18% del IVA frente al 4% del libro tradicional. Parece que el plan de ajuste del Gobierno intenta precipitar un cambio de modelo pedagógico que aún no es real. Los contenidos digitales sólo representan entre el 20% y el 25% del currículum en las aulas. El 96% de la facturación de las editoriales especializadas en libros de texto de Primaria sale del soporte papel, y sólo el 3,6 del soporte electrónico. En Secundaria la diferencia es del 95% al 5%.
El libro digital entró el año pasado en la escuela andaluza como alternativa a la compra de dos millones de libros de texto que estaban previstos para el curso pasado. Unos 45 millones de euros que la Junta se ahorró para contener el gasto público.
