Decían que iban a "suplicar" al alcalde, a rogarle que paralizara el Plan que regulará el tráfico en el Centro. Pero aquello a más de uno se les fue de las manos y acabó como una conquista frustrada del Ayuntamiento, una avalancha de gritos contra el alcalde y la comparecencia con salida triunfal de Juan Ignacio Zoido para que, al final, pidiera que se disolviera la manifestación. El PP contribuyó así a la convocatoria a través de correos electrónicos y a la disolución de la protesta.
Nueve asociaciones de vecinos se dieron cita ayer frente al Consistorio coincidiendo con la celebración del Pleno municipal. Era su último intento para presentar sus reivindicaciones con respecto al Plan del Centro: aparcamientos gratuitos en la periferia del casco histórico, más transporte público y que se resuelva el problema de los propietarios de plazas de garajes. "¿Cómo van a entrar los fontaneros, los electricistas o los albañiles para arreglar las averías que se ocasionen en nuestras casas?", protestó Lola Dávila, de la Asociación de Vecinos Estación de Córdoba.
Plaza Nueva se iba convirtiendo poco a poco en el foco popular de protestas. Los vecinos compartían espacio con los trabajadores eventuales de Tussam, que han sufrido los recortes de la empresa, cuyos representantes fueron expulsados del Pleno mientras mostraban sus camisetas de protesta e insultaban al Gobierno local. El ambiente se fue animando. De "alcalde escúchanos" se pasó a gritar "Torrijos dimisión" y "alcalde vete ya". La masa protestante, que llegó a las 200 personas según la Policía Nacional, se vino arriba hasta que una voz entre el gentío decidió que era el momento de tomar la casa del pueblo. Y allá fueron.
Empujados por sus propios gritos de protesta, los manifestantes se arremolinaron ante la puerta del Consistorio. "No podemos consentir que se actúe dictatorialmente. Queremos que el día que se cierre el Centro sea cuando haya la infraestructura necesaria", declaró Ángel López Hueso, presidente de la Asociación de Vecinos del Pumarejo. Los lemas se convirtieron en parte en insultos y los agentes de la Policía Local que se encontraban en el interior del edificio optaron por cerrar las puertas, decisión que se saldó con una marea de empujones, intentos frustrados por entrar en el Ayuntamiento y unos ánimos cada vez más caldeados. Reclamaban que el alcalde los recibiera, que alguien saliera a darles una respuesta. Sus deseos se fueron cumpliendo. Algunos representantes de asociaciones mantuvieron una entrevista con el director de Movilidad, Rubén García. Quien hizo aparición para calmar las ansias de los demás fue el candidato del PP a la Alcaldía, Juan Ignacio Zoido. La multitud lo recibió a voces de "¡alcalde, alcalde!" y el popular, con gesto serio y actitud conciliadora, se hizo con el megáfono de los trabajadores de Tussam y ascendió, definitivamente, a la categoría de protagonista de la manifestación vecinal. "Hemos votado no", dijo en la escalinata ante los vítores de los presentes. Zoido expuso sus argumentos contrarios al cierre del Centro "desde la razonabilidad" y repitió que "si somos quienes gobernamos, vamos a eliminar esta medida". Acto seguido, en medio del éxtasis, pidió que la manifestación se disolviera. Dicho y hecho: tras los aplausos, cada uno a su casa y Zoido al salón de plenos, de donde había salido. Allí, su vinculación con la manifestación fue objeto de las críticas del PSOE. El portavoz del grupo socialista, Alberto Moriña, acusó a Zoido de ser el verdadero convocante de la manifestación, una denuncia que basó en un correo electrónico emitido desde la dirección de Zoido en el que se invitaba a los vecinos a la manifestación en Plaza Nueva. "Es insólito este gesto antidemocrático del PP", criticó Moriña. Los populares justificaron estos correos. Según indicaron desde la oposición, la convocatoria partió de entidades, pero a través de las redes sociales y del correo Zoido la difundió a quienes habían mostrado interés por el Plan del Centro y la existencia de la protesta. Pese a las críticas a la concentración y ante la tensión existente, el director de Movilidad, Rubén García, recibió a representantes de cinco entidades. Él les explicó el plan. Pero las asociaciones se mantuvieron firmes. Se fueron como llegaron: rechazando el proyecto.
