El Monasterio de San Jerónimo se fundó el 27 de enero de 1414 en el llamado Pago de Mazuelos o de Buenavista, a dos kilómetros de la Puerta de la Macarena y sobre el antiguo Camino Real. En 1450 se concluían las obras de la iglesia, de estilo gótico flamígero.
Desde su fundación, su fama y prestigio fue en aumento, sobre todo porque ingresaban hijos de la nobleza sevillana y porque conventos e instituciones se acogían a su patronazgo, como el Hospital de las Cinco Llagas y el Monasterio de San Isidoro del Campo, en Santiponce.
Pero serían los reyes quienes impulsasen su apogeo. En él pernoctó la familia real (Felipe II y Carlos V) durante sus visitas a Sevilla. De esta época de esplendor son las huellas de prestigiosos arquitectos: Diego de Riaño, Martín de Gaínza, Hernán Ruiz y Miguel de Zumárraga.
En el XVIII se inicia el declive del monasterio con la ocupación napoleónica, su posterior desamortización y, en 1834, su exclaustración definitiva. El 8 de marzo de 1984 lo adquiría el Ayuntamiento. Desde entonces, fue lazareto, fábrica de vidrio, colegio, viviendas e incluso establo para ganado porcino y almacén de grano. A pesar de su importancia, durante gran parte de sus casi seis siglos ha pasado inadvertido. Es un gran desconocido. En los últimos años, lo que más interés ha levantado, por su extensión y características, son las cámaras abovedadas subterráneas. Su proximidad y acceso desde la que fue cocina y refectorio del monasterio hace pensar que estos espacios se usaban como bodegas o despensas. Precisamente la aparición de estas cámaras abovedadas obligó a modificar el proyecto de rehabilitación que se estaba redactando para incorporarlas al nuevo centro cívico para el barrio, en plena expansión urbanística.
