Jóvenes al día

De la Cartuja al Ártico para mejorar la tecnología GPS

El estudiante de la Escuela de Ingenieros Miguel Ángel García-Magariño pasó la Semana Santa en el Ártico investigando cómo corregir errores en la navegación.

el 27 abr 2014 / 08:00 h.

El estudiante de la Escuela de Ingenieros Miguel Ángel García-Magariño. / J.M. Paisano El estudiante de la Escuela de Ingenieros Miguel Ángel García-Magariño. / J.M. Paisano Mientras toda Sevilla se echaba a las calle para disfrutar de la pasada Semana Santa, Miguel Ángel García-Magariño, estudiante de quinto curso de Ingeniería Aeronaútica de la Universidad de Sevilla, recorría 1.500 kilómetros por el Ártico durante siete intensos días. La iniciativa, promovida por la red Universia, ha supuesto una aventura del máximo calibre pero con un firme objetivo de investigación. «Durante las diferentes etapas del viaje he estudiado la influencia de los fenómenos electromagnéticos que tienen lugar en la atmósfera en las zonas cercanas a los polos en los sistemas de navegación por satélite», explica como si hablara de cualquier cosa de andar por casa al respecto de un viaje que ha contado con la financiación de la empresa Leica Geosystems, que proporcionó a Miguel Ángel sofisticados equipos de medición y software para que pudiera probar in situ todos sus planteamientos. «Lo que he pretendido es realizar un seguimiento GPS de nuestra ruta con tecnología muy avanzada, de precisión de centímetros casi a lo largo de los cerca de 2.000 kilómetros que hemos recorrido. Estas lecturas las he enfrentado a las medidas de actividad electromagnética presentes en la atmósfera (las auroras boreales) para intentar sacar una conclusión sobre cómo y cuánto perjudican estas auroras a la precisión y calidad de la señal que reciben los GPS. Los resultados extraídos pueden ayudar a corregir errores de la navegación de aviones y barcos en las zonas polares y evitar posibles accidentes», asegura García-Magariño. La Escuela Técnica Superior de Ingeniería y Aicia (Asociación de Investigación y Cooperación Industrial en Andalucía) han apostado con financiación por esta iniciativa al considerar que es un importante proyecto I+D y una oportunidad de formación para su estudiante. En la expedición, denominada Polar Raid, han participado miembros de 15 universidades españolas y de la Universidad de Sevilla, que en la anterior expedición sólo participó con un miembro, en esta han sido cinco personas vinculadas a la institución. Junto a García-Magariño, se sumaron a esta aventura Marta Díaz (estudiante de Doctorado en Microbiología Ambiental); Antonio Pérez Sarabia (egresado en Biología); Antonio Pérez Barea (estudiante de Biología) y Jesús Martínez (egresado y docente). Quienes estén al otro lado de esta página envidiando sanamente la experiencia vivida por Miguel Ángel y por el resto de sus compañeros han de saber que Polar Raid es una expedición universitaria, que se celebra cada año en Semana Santa, recorriendo uno de los parajes europeos más salvajes: los países nórdicos (Finlandia y Noruega), cruzando el Círculo Polar Ártico y atravesando Laponia en dirección norte, sobre la nieve que se derrite, hacia el territorio de las auroras boreales, conociendo la cultura Sami, realizando actividades culturales y educativas, alcanzando el mítico Cabo Norte desde el que se contempla la inmensidad del desconocido Océano Ártico. La expedición universitaria Polar Raid se plantea como un reto, pero nunca como un concurso, más bien, «una aventura a afrontar en equipos». Estos están formados por estudiantes universitarios, admitiéndose también otros compuestos total o parcialmente por antiguos alumnos universitarios, docentes, profesores, investigadores y expertos en regiones polares. Lo ideal son equipos de tres, cuatro o cinco personas, compartiendo un vehículo ligero, siendo el equipo máximo de ocho-nueve personas, compartiendo una furgoneta. «El objetivo principal que se nos propuso fue dar a conocer la realidad actual de las Regiones Polares, principalmente el territorio ártico, su importancia como ecosistemas únicos, sus problemas y su futuro», explica García-Magariño. Polar Raid también busca ofrecer, dentro del contexto de un viaje de aventura, una serie de «vivencias únicas en aspectos educativos y formativos, fomentando valores como la iniciativa, la toma de decisiones, la solidaridad y el espíritu de equipo», según explica la propia organización, la que, colaborando de manera estrecha con instituciones de aquellos países, busca igualmente, «facilitar el contacto con grupos de estudiantes de universidades nórdicas para intercambiar información, puntos de vista y experiencias». Durante las diferentes etapas de la expedición, los organizadores se encargan de que se potencien de manera específica aspectos didácticos y de formación, superando en equipo una serie de retos, aprendiendo técnicas básicas de supervivencia en nieve (orientación, refugios, pesca sobre lagos y ríos helados…), visitando museos, universidades y centros de investigación, asistiendo a conferencias específicas (historia, sociología, derecho, economía, investigación ártica…) y conociendo al máximo la cultura y forma de vida de los Sami, principales pobladores de estas zonas en apariencia inhabitables. Pero además, atentos los grupos de música que aspiren a labrarse una carrera en el panorama actual. Porque cada año desde 2012, Polar Raid tiene también su propia banda sonora, un himno que transmita los valores y la fuerza que requiere una experiencia como la que aquí os proponemos.Este año el grupo Nada que decir se encargó de escribir el himno oficial. Su música sonó en los coches que recorrieron el Ártico y... ya mismo estarán buscando nuevas formaciones.

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