Economía

"De la crisis de deuda sólo se saldrá con más y más Europa"

El profesor de la escuela de negocios Instituto Internacional San Telmo considera que los rescates de países a base de dinero prestado sólo dilatan los problemas

el 24 jul 2011 / 20:23 h.

Fernando Faces, a la entrada del Instituto Internacional San Telmo.

-¿Estamos salvados?

-La situación es muy grave y muy compleja y los dirigentes europeos, sin embargo, no están adoptando las medidas necesarias para salir de una crisis que no es tan sólo de deuda, sino también de confianza hacia los estados periféricos. El contagio, ya visto en Italia, España e incluso Bélgica, sólo cabe evitarlo con contundencia. Se puede extender a casi toda la Eurozona.

-¿Contundencia significa más dinero?

-Se aborda el problema de Grecia o Portugal como si fuera sólo un problema de liquidez, toma dinero prestado y paga, pero el problema real es que este país no genera ingresos para poder pagar en plazo una cada vez más encarecida financiación. Es más, el primer rescate de Grecia reduciendo plazos e intereses agravó la situación. Darle otra patada al balón es desplazarlo sólo un par de años. Grecia tiene problemas de todo tipo, la economía de Portugal no crece lo suficiente e Irlanda posee un sistema financiero poco competitivo. Tres países, tres casos distintos que se tratan por igual, dando dinero, y detrás de ellos está España.

-Eso suena inminente...

-Estamos cerca del abismo.

-Y si no hay más dinero, ¿qué hacer?

-Para Grecia sólo cabrían, en mi opinión, dos alternativas. O una quita total de la deuda, o una recompra de bonos no en el mercado primario, sí en el secundario y a precios de mercado. ¿Quién compraría? El Banco Central Europeo no está para eso y el Fondo de Estabilidad Financiera no tendría suficientes recursos, pero la solución estaría más bien por esta última vía, con la creación de eurobonos con los países más fuertes de la Eurozona como garantía. ¿Problema? Políticamente no se acepta. La política institucional europea está desintegrándose. Alemania ha dicho, en cierta medida, basta, no cargo más el coste sobre mis contribuyentes.

-Entonces, el problema es político...

-Sin duda, sí, es el problema de fondo. Entre los propios países hay visiones distintas de Europa. Así, la percepción que se extiende por Alemania es que estamos ante una Europa de las constantes transferencias de rentas, donde los países ricos contribuyen permanentemente, y en cierta medida no le falta razón. No hay tan sólo un problema de confianza de los mercados hacia Europa, sino también de los países más fuertes de Europa, Alemania y Francia, hacia los periféricos.

-¿Por qué?

-Porque aún se preguntan qué hemos hecho con todo el dinero que hemos recibido durante estos años (los fondos de cohesión y estructurales), pues no hemos conseguido mejorar la competitividad de nuestras economías y acercarla a la de Alemania, Francia y otros países contribuyentes netos a las arcas de la UE.

-Pero España ha hecho ya reformas...

-Sí, pero hay que profundizar en ellas, porque la confianza, ya lo hemos visto, sólo se ha recuperado a medias y, para colmo, están las experiencias de Grecia, que no cumplió sus plazos, y de Portugal, cuya economía sigue sin remontar. Y eso pesa.

-¿Está realmente en peligro el euro?

-Pensamos erróneamente que el rescate de Grecia es sólo el rescate de Grecia, cuando lo es de la banca europea, que es la inversora de deuda, e incluso de la Unión Económica y Monetaria (UEM). Si hubiera que refinanciar la totalidad de la deuda pública de los países periféricos, sería una explosión. Miente, por tanto, quien diga que el euro no está en peligro, aunque no tanto el mercado único.

-Gestar una agencia de eurobonos, de recompra de bonos, tal y como ha comentado supondría perder soberanía estatal...

-Sí, pues claro, y el problema de fondo es que el diseño institucional de la Unión Económica y Monetaria no es suficiente, y así ha quedado demostrado y quedará demostrado en crisis de magnitudes como la actual. La UEM debería tener no sólo una moneda, sino también una política presupuestaria con capacidad para decidir sobre algunos aspectos de las cuentas estatales para así corregir los desvíos sin llegar a los extremos actuales. Un Ministerio de Finanzas de Europa también. Pero este tipo de planteamientos es inviable actualmente porque duele transferir las competencias sobre el presupuesto nacional, ya que los políticos lo utilizan dentro de sus propios países como un arma electoral y choca, además, con los intereses nacionales. Si tal Ministerio de Finanzas es ahora inviable, al menos debería existir como paso intermedio una agencia de eurobonos, pero Alemania no quiere ni oír hablar de eso, aunque serviría para espantar a los especuladores.

-¿Más integración de Europa?

-O esto avanza o...

-O salirse del euro...

-Eso sería un desastre, la peor de las alternativas. Lo que hay que hacer es reforzar el diseño institucional europeo y coordinar las políticas, siendo la presupuestaria la primera y después, la laboral, ya que es vital para la competitividad, y las diferencias actuales de competitividad son insostenibles.

-La sempiterna cuestión de la Europa de las dos, o tres, o cuatro velocidades...

-Sí. Por eso se necesita más integración, más y más Europa, y más coordinación de las políticas. Un ejemplo: por muy mal que vaya el Estado de California, nunca Estados Unidos lo dejará caer, y aunque vaya muy mal, nunca tendrá repercusión internacional porque existe detrás un país fuerte y cohesionado. Y otro ejemplo, esta vez aquí: bastó el simple anuncio de la compra de deuda de los países periféricos por parte del BCE para rebajar la prima.

-¿Pesimista?

-Estamos en un momento histórico, muy delicado, en el que iremos a trancas y barrancas y a veces incluso en el borde del precipicio, pero estoy seguro de que saldremos.

"¿Y por qué no hablar del copago sanitario?"

-Se queja usted mucho del comportamiento de los políticos europeos en esta crisis de deuda...

-Los políticos que tenemos no están a la altura de la actual situación de emergencia. Europa es un barco sin capitán y sin timón, donde la independencia del BCE se ha perdido y donde sus reglas de juego, como la estabilidad presupuestaria, el límite de endeudamiento o la prohibición de los rescates, no se respetan. Se exige una disciplina férrea, con penalización económica, con castigo.

-Quizás es que el espíritu europeo no sólo falla en los políticos, también en la sociedad.

-Quizás, porque ningún ciudadano siente Europa, pero eso al final es también una responsabilidad de los políticos.

-También existe la percepción social de que las agencias de calificación del riesgo se están pasando...

-Están haciendo la guerra a los países europeos porque quizás cometimos el error de acusarlas de poco profesionales en tiempos de Lehman Brothers y ahora pretenden ser rigurosas al máximo. Pero, en su descargo, hay que decir que es muy difícil convencer a las agencias de rating que el rescate griego no es una suspensión de pagos parcial. Crear una agencia pública europea, como se ha propuesto, no es conveniente, no se la creerían los mercados, sería juez y parte.

-Y una última percepción: el Estado del Bienestar está en peligro.

-No lo creo, pero, eso sí, no podemos mantener el nivel de años atrás, sino volver a la normalidad, y eso, que parece sencillo, implica ser más austeros y prescindir de aquello que no sea necesario, como esa administración gigantesca que consume más de lo debido, y habrá que hablar del copago sanitario, por qué no. Serán ajustes del Estado del Bienestar, no su eliminación, sí un uso más eficiente, y no hay que dramatizar. Tendremos que ser, asimismo, más competitivos, exportar más...

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