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De la inquietud al recital

El Betis del Miniestadi, salvo los diez primeros minutos, recordó al de los grandes partidos de la primera vuelta o de la Copa.

el 24 abr 2011 / 19:43 h.

Los primeros minutos del Betis en el Miniestadi fueron para echarse a temblar, con el balón omnipresente en las botas del rival, la defensa adelantada hasta zonas cardíacas y los béticos rezando cada vez que su equipo tiraba el fuera de juego a 30 o 40 metros de Casto. Pero el conjunto de Pepe Mel sobrevivió a un inicio tan inquietante y poco a poco se reencontró consigo mismo y con la pelota. En vez de correr tras los chavales de Luis Enrique, Iriney y Beñat empezaron a repartir juego a partes iguales a derecha e izquierda, que para eso alineó el míster a dos alas puras y duras, y Juanma halló por su flanco diestro dos agujeros para decidir el partido con sendas asistencias a los de siempre, a los que casi nunca fallan. En la segunda parte, el Betis no sólo mantuvo su nivel, sino que lo aumentó mientras el Barça B tocaba y tocaba pero sin inventiva suficiente para horadar el muro levantado por Mel, sobre todo a partir de que Cañas salió para reforzarlo. Muy bien Casto, por cierto, como líbero, y muy bien todos en el repliegue, preciso y rápido. Y qué decir de los cinco últimos minutos, en los que el Betis, sabiéndose líder y casi en Primera, hizo de Barça grande y robó el balón al Barça chico con triangulaciones cortas y mareantes. Gran victoria, gran Betis. Y sin Emana ni Salva Sevilla. Grande Mel...

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