-Es imposible no preguntarle por el calificativo de gallego que dio a Zapatero. Más allá de la polémica, ¿por qué tanto desencuentro con un ex compañero de partido?
-No existe ningún desencuentro con Zapatero y tampoco tengo ninguna imagen negativa de él. Jamás le califico como persona, solamente analizo sus propuestas y además le tengo todo el respeto, a él y a todos mis compañeros políticos. Alimentar una polémica de mala relación personal no se corresponde con la realidad, no es así.
-¿Cree que la imagen del presidente se resiente?
-A mi juicio, la primera legislativa fue muy negativa, horrenda. Lo que pasa es que en esta legislatura la crisis ha hecho aflorar un descontento generalizado, porque cada uno en su propia casa siente la mala política del Gobierno. No se le juzga por cómo es, sino por la política tan errónea que ha venido haciendo. Zapatero, en muy pocos años, ha perdido un capital político enorme.
-¿Por qué los políticos españoles pierden credibilidad?
-Porque no lo hacemos bien. Yo creo que cuando es muy generalizado el desapego tenemos que hacer autocrítica. Más allá de que expliquemos mal lo que hacemos -que probablemente es así-, de que haya gente interesada en desacreditarnos -que también es así-, es evidente que en los últimos años los políticos somos responsables de haber creado muchos problemas que los ciudadanos no tenían. Véanse los estatutos de autonomía, las políticas educativas y la exclusión de la lengua común en las comunidades bilingües, véase la política antiterrorista... Ese divorcio termina siendo peligroso.
-Ahora los partidos buscan la unidad contra la crisis. ¿Qué final le augura a la negociación?
-Tengo malas expectativas porque el Gobierno no tiene buenos deseos, ni siquiera nos ha planteado grandes acuerdos, ni un pacto de Estado. Está prisionero de una política de marketing. La inmensa mayoría de las medidas que ha planteado son pequeñitas, no requerirían más que el debate parlamentario común. Otras muchas están en el proyecto de Ley de Economía Sostenible... Por lo tanto, de ahí no saldrá nada más que desencanto.
-A usted le va bien en las encuestas. ¿A qué atribuye su buena imagen?
-Los ciudadanos al valorarme a mí valoran lo que es este partido. Hay muchísima gente hasta el gorro de no votar, de votar en blanco o de votar en contra. La gente quiere poder elegir otra forma de hacer política. Hay mucha orfandad. Al valorarme a mí valoran que defendamos algunas cosas que son lógicas pero que en España resultan revolucionarias, como defender la unidad de la nación española como instrumento imprescindible para garantizar la igualdad.
-¿Se debe en parte su éxito al fracaso de los mayoritarios?
-Hay una orfandad que hace que la gente busque y cuando encuentra algo que le gusta lo valora positivamente. No es una valoración de rechazo a nadie, tienen la opción de valorar a cualquier otro y no lo hacen.
-¿No tiene miedo entonces de que sea un éxito coyuntural?
-No. No creo que, si no te gusta alguien, le valores positivamente. Otra cosa es que le votes porque el otro te gusta menos todavía. Pero quiero creer que nos valoran por lo que decimos y lo que hacemos, porque ocupamos ese espectro que en España no estaba ocupado y la gente ve necesario.
-¿Por qué le va especialmente bien en Andalucía?
-Porque la gente está hasta el gorro de los que gobiernan y de los que aparecen como alternativa. Creo sencillamente que nos miran para respirar. Eso hace que ocurran cosas tan sorprendentes como que en los estudios de la Junta aparezca como dirigente más conocida que el presidente José Antonio Griñán. Es milagroso.
-¿Hasta dónde quiere llegar Unión, Progreso y Democracia?
-Nacemos con la ambición de ser alternativa. Sabemos que para eso probablemente pasemos un cierto tiempo siendo condicionador de la política, sería muy sorprendente un cambio brutal en la tendencia de voto. Pero queremos ser alternativa.
-La lucha antiterrorista es algo que interesa mucho a UPyD. ¿Cómo ha evolucionado?
-El Gobierno ha cambiado. Lo que está haciendo -salvo algunas cosas que sigue sin hacer, como echar de las instituciones a los alcaldes de ANV- es aquello que me pasé cuatro años reclamando la legislatura pasada.
-¿Cómo valora el primer año del lehendakari Patxi López?
-Hay que darle tiempo. Yo creo que en lo que tiene que ver con la política antiterrorista y la reivindicación de las víctimas como protagonistas, lo está haciendo bien. No así en todo lo demás.