Un mes. Ni el gobierno anterior de PSOE e IU era tan opaco, derrochador y oscuro como dibujó la oposición durante años, ni el PP traía bajo el brazo una fórmula milagrosa para dar un giro a la política municipal, romper con todas las etapas anteriores y resolver los problemas de la ciudad. Ha pasado ya un mes desde la toma de posesión de Juan Ignacio Zoido. Y en conceptos tan abanderados por el PP como transparencia, austeridad, participación, consenso o perfiles técnicos hay tantos avances como retrocesos. Y desde luego en ningún caso un cambio de modelo. Simplemente cambian las tornas. Si antes gobernaban cargos vinculados a PSOE e IU, ahora tocan dirigentes del PP. Si antes PSOE e IU defendían sus posturas y líneas ideológicas -a veces algo confusas, eso sí- ahora es el discurso del PP el que prevalece. Si antes los interlocutores eran entidades más próximas a la izquierda -con las que no siempre había sintonía, véase el caso de Facua-, ahora toca un giro a otras asociaciones que Zoido considera que han podido colaborar con su victoria.
Austeridad. Si durante el anterior mandato el gobierno no supo afrontar el problema que arrastraba la estructura municipal, en la campaña hubo consenso entre todas las fuerzas políticas: el nuevo mandato debía ser el de la reorganización de los altos cargos para recortar una estructura desproporcionada. No sólo lo llevaban todos en su programa, sino que hay iniciativas en la FAMP para que nadie cobre más que el alcalde del municipio o al menos que el presidente de la Junta. En el Ayuntamiento de Sevilla los seguirá habiendo. Ése podía ser el verdadero cambio. El solicitado por el PSOE. Pero se ha optado por crear una estructura con 14 directores generales -con sueldos superiores a los 70.000 euros- y por dar un recorte simbólico en los gerentes de empresas y organismos autónomos. Dice el PP que ha ahorrado un millón de euros. Puede ser que en total sea así. Pero ni se ha resuelto el problema de fondo ni se ha generado el nivel de recursos con el que el PP presumía que iba a resolver los problemas de tesorería del Consistorio.
Transparencia. En cualquier caso está aún por ver cuál será el ahorro real. Porque el PP, como le ocurrió durante un tiempo a sus predecesores, no quiere difundir los sueldos de sus gerentes en las empresas municipales. Tampoco parece tener especial interés en cumplir la normativa que obliga a publicar las declaraciones de bienes y actividades de toda la Corporación en la página web del Consistorio. De momento, no hay ni rastro. La transparencia de Zoido pasaba también por la supresión de la demonizada circular Torrijos que controlaba la difusión de expedientes a la oposición. El PP dijo que la eliminaría. Pero de momento, lo cierto es que ni se dan los órdenes del día ni se distribuyen los expedientes de las juntas de gobierno a la oposición el día de su celebración. El modelo de estructura municipal deja además una incógnita: a los concejales del gobierno los controla la oposición, ¿pero quién controla a los catorce directores generales que tienen en sus manos -casi de forma exclusiva- competencias como la Movilidad, el Medio Ambiente o el Turismo?
Perfil técnico. Esta autoridad de los directores generales, al igual que la autonomía de los gerentes de las empresas municipales, venía avalada por el supuesto perfil técnico que iban a tener. De hecho, el gobierno municipal se apresuró a difundir que los primeros seis nombramientos fueron de funcionarios. Pero las cosas no han sido como anunciaron. Al frente de las empresas municipales está el director de campaña del PP -en Emasesa- y un alto cargo popular -en Emvisesa-. Y en Giralda TV seguirá el mismo gerente que contribuyó a su quiebra. Entre los directores generales hay funcionarios que estaban en la otra etapa -y entonces también eran funcionarios- y hay también cargos políticos, como el del edil Joaquín Peña en Medio Ambiente. Tampoco los responsables de Turismo o Fiestas Mayores son técnicos completamente ajenos a la política.
Consenso. Otro gran eje, el consenso, se ha limitado de momento a gestos como el Pacto por Sevilla. Ni las asociaciones de consumidores, ni los sindicatos del Ayuntamiento y de empresas como Tussam, ni las asociaciones que apenas están teniendo tiempo para entrar en las juntas de distritos, ni los grupos de la oposición por la información con la que cuentan perciben ya la anunciada mano tendida. Y aún queda por ver cómo aplicará Zoido su derogación del Plan Centro, si dialoga con todos aquellos colectivos y entidades que lo ven mejorable, pero imprescindible.