Cultura

‘De lo que vi en las Yndias’, un apócrifo soñado a la manera del Descubrimiento

Los textos de Juan Gil y las ilustraciones de Kim Aubert se dan cita en una edición al cuidado de Pedro Tabernero acompañada por textos de Consuelo Varela y José María Merino, entre otros

el 02 may 2014 / 22:30 h.

15710366 Cuenta el editor Pedro Tabernero que su intención al concebir el volumen De lo que vi en las Yndias, cuarta entrega de su colección Osimbo, era la de crear un apócrifo digno del Archivo de Indias, algo parecido al hallazgo imposible de un documento de los tiempos del Descubrimiento de América. Para ello recurrió a la colaboración de Juan Gil, autor de los textos, y de las ilustraciones de Kim Aubert, con un resultado que vio la luz unos meses atrás, y que solo puede ser calificado de espectacular. Con un cuidado exquisito tanto en la reproducción de más de un centenar de dibujos como en la maquetación de los textos, plasmados con una caligrafía especial, este trabajo conjunto ha sido impreso en papel de dibujo y acompañado por varios prologuistas de lujo: Alfredo Jiménez Núñez, catedrático emérito de la Universidad de Sevilla; Carlos Martínez Shaw, de la Real Academia de la Historia, al igual que Faustino Menéndez Pidal; José María Merino, escritor y académico de la Lengua; Manuel Ravina Martín, director del Archivo General de Indias; y Consuelo Varela, profesora e investigadora perteneciente a la Escuela de Estudios Hispanoamericanos. Imágenes de indígenas americanos, de fauna y plantas del Nuevo Continente, de embarcaciones de la época, de la selva, escenas del encuentro de los españoles con los indios, vistas panorámicas de la Sevilla de hace quinientos años y hasta momentos históricos como la entrevista entre Cortés y Moctezuma, forman parte del imaginario que se recrea en De lo que vi en las Yndias. «A los que leyeren: Esta es la historia de mi vida y desventuras en los Reynos distantes de Yndias, que algunos llaman Nuevo Mundo...». Con estas palabras arranca el relato en primera persona del personaje llamado Melcocho, este cronista imaginario, sevillano de cuna y descendiente de Rodrigo Ponce de León, que se expondrá al asombro permanente de un continente nunca explorado por ojos europeos. Su peripecia comprende el periodo de 1492 a 1513, cuando, el mar Caribe se convirtió en pocos años en el «Mediterráneo español». «No basta con leer las crónicas con detenimiento», recomienda Consuelo Varela. «Para una mayor comprensión de la aventura americana de los conquistadores hay que ver el terreno y sentirlo». Por su parte, Alfredo Jiménez Núñez afirma que «se ha dicho que en el siglo XVI, Américapresentó a Europa como una gran frontera. Fue de golpe y porrazo. Ciertamente, los golpes y porrazos entre europeos e indios no se demoraron. Todo fue una sorpresa, la mayor que ha conocido la Tierra que habitamos», explica, al tiempo que subraya que la crónica de Juan Gil y Kim Aubert «es testimonio de la celeridad de acción y la diversidad de rutas que los españoles abrieron en unas décadas». Para Merino, «no solamente resulta un homenaje a la voluntad exhaustivamente informadora que muestran aquellas crónicas, sino una reconstrucción, desde la mirada contemporánea, de lo que conformaba su espíritu, su sustancia moral y narrativa», asegura. Juan Gil Fernández (Madrid, 1939), es un latinista y medievalista de larga trayectoria, mientras que Kim Aubert (Barcelona, 1941) es un dibujante de historietas, premio Nacional de Cómic 2009.

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