Un arranque fulgurante. Un desarrollo irregular. Un climax que intenta remontar pero sólo consigue dejarnos un regusto agridulce. Esa es la combinación que nos ofrece Nine, el nuevo trabajo de Rob Marshall después de la magnífica Chicago y la visualmente bella (aunque algo alargada) Memorias de una geisha, con la que el realizador vuelve al musical que tan buenos resultados le dio con el filme protagonizado por Catherine Zeta Jones, Reneé Zellwegger y Richard Gere.
Y lo cierto es que, al menos a priori, había en este Nine tantos o más elementos atractivos que en aquella para haber convertido a esta producción en una cinta redonda, algo que al final no se consigue por mor de muy diferentes razones. Obviamente, lo que más resalta de toda la película es su completísimo reparto y los mucho cacareos que hemos tenido que escuchar acerca de la gran interpretación de nuestra_Penélope_Cruz. Pues bien, ni el reparto está tan bien aprovechado como hubiera sido deseable, ni la señorita Cruz merece los desaforados elogios que se le han dedicado. A excepción hecha de un Daniel Day Lewis que menos cantar (no tiene voz para ello y lo demuestra con creces) hace lo que le da la gana en la pantalla, y de una Marion Cotillard que se eleva, sin lugar a dudas, como lo mejor del metraje, el resto del cásting se queda en un alejado segundo plano: la presencia de Sophia Loren y Nicole Kidman es de risa, y si bien sus personajes si son importantes en el devenir de la historia gracias al uso que de ellos hace el guión, su presencia en la acción es anecdótica. Con algo más de peso, pero igualmente desangelada está Kate Hudson (pormucho que su número musical sea de los mejores del metraje). En lo que a Fergie respecta, bueno, dejémoslo en que la polifacética artista se dedica a pasear palmito y a lucir voz en el que, al César lo que es del César, es el mejor momento musical de la película. ¿Y Penélope?. Poco habría supuestamente que decir de nuestra atriz más internacional que no se haya dicho ya. Pero como apuntaba anteriormente, las positivas críticas que le han llovido por su intervención en el filme parece que se han centrado en lo visualmente espectacular de la coreografía que ejecuta para olvidarse de que, a fin de cuentas, en lo que al resto de su incursión concierne, la actriz no nos ofrece nada que no le hayams visto antes (y mucho mejor, dicho sea de paso).
Dejando atrás a los actores, y teniendo claro que la dirección de Marshall vuelve a ser espectacular, el otro elemento que podría haber dado más de sí es un guión que, más allá de las referencias y velados homenajes al cine italiano (genial aquél que se hace a La strada) no aporta nada nuevo en cuanto a este particular género que es el del cine dentro del cine.
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