Por lo menos en cuanto a comedia se refiere (y eso es algo que usted, lector, ha tenido la oportunidad de comprobar más de una y dos veces desde que me incorporara a este rotativo hace casi un año), soy de los que piensa que cualquier tiempo pasado fue (mucho) mejor: ya sea por las aportaciones de Apatow o por lo descerebrado del resto de propuestas que nos llegan desde el otro lado del charco, lo cierto es que, en comparación no ya con la era dorada de Hollywood (¿es que ya no hay gente como Billy Wilder por ahí?), sino con los años ochenta, la comedia americana ha perdido muchos enteros.
Y es por esta razón (y por alguna otra que ahora comentaré) por lo que 'Resacón en Las Vegas' se alza por méritos propios como la mejor comedia americana en lo que llevamos de año. Como solía pasar en el cine de hace dos décadas, un director efectivo sin producciones anteriores de renombre saca un partido increíble de un reparto de actores virtualmente desconocidos (a excepción de Cooper, Graham o Tambor), que exprimen al máximo las posibilidades de un guión en el que hay cabida para todo tipo de humor, clave fundamental para que la cinta provoque carcajadas constantes durante sus tremendamente bien aprovechados cien minutos.
En ese espacio de tiempo hay lugar para chistes de mal gusto, políticamente incorrectos e incluso a costa de un bebé; pero también tienen espacio el humor físico (o slapstick), las referencias a otros filmes (atención al homenaje a cierto filme de Tom Cruise), el sarcasmo más abierto o el humor inteligente, ése que tanto escasea últimamente.
De tal mezcla surge un filme muy agradecido en el que los detalles, sobre todo los detalles, son de gran importancia para tener encandilado al respetable.
