Sorprendió esta semana José María del Nido afirmando que se habían recibido multimillonarias ofertas por Álvaro Negredo y Diego Perotti. Es obvio, y bien lo está demostrando en el inicio de la campaña, que el vallecano es intransferible e imprescindible.
Si apuran, incluso para la selección española a día de hoy. Por el argentino, el presidente aseguró haber tenido sobre la mesa una propuesta de 14 millones de euros para darle salida, presumiblemente de la Juventus. El propio Perotti ya se ofreció voluntario antes de que comenzara el baile de fichajes a sacrificarse por la economía del club que le trajo a Europa.
Imaginemos por un momento qué habría pasado si se hubiera marchado Perotti y la dirección deportiva hubiera tenido esa cantidad para fichar lo que a todas luces le hace falta a esta plantilla: un delantero -véase Giovani dos Santos o similar- y un central que aparte de la titularidad por fin a Julien Escudé, al que cada año se le ve más impreciso y al que ayer Spahic salvó de la hoguera.
Además, el recambio para el de Moreno estaba en casa y se llamaba Diego Capel. El canterano que ha caído de pie en Lisboa firmó el año pasado una temporada bastante más aceptable que su rival en el puesto, pese a no contar con los mismos minutos, mejorándolo por mucho en sensaciones. Sin embargo, se ha marchado a Portugal y aquí sigue el otro Diego, no sólo como titular indiscutible, sino además casi sin un jugador que le haga temer por su titularidad.
Es obvio que este verano se ha olvidado en la planta noble de Nervión el lema de "vender para crecer". Hace tres años, Keita se convirtió en pieza clave del mejor Barça de la historia por esos mismos 14 millones que ofrecían desde Italia. Ese mismo verano Poulsen se fue a la Juve por mucho menos dinero y el pasado estío un jugadorazo como Adriano Correia se marchó por bastante menos de lo que se ofrecía por un jugador que hace tiempo que apenas ofrece pinceladas muy de vez en cuando.
Ayer se ganó a la Real Sociedad, que es lo que cuenta, pero en los cambios se evidenció que Marcelino tiene poco donde elegir, ya que, sin el delantero que pidió, Del Moral no tiene más remedio que olvidarse de jugar en la banda y entrar como segundo delantero. En definitiva, a Negredo ni por todo el oro del mundo. La venta de Perotti quizás habría arreglado muchas cosas.
