Siete años después de que fuera designado como Paisaje Protegido y a más de 12 años de la catástrofe de la mina de Aznalcóllar, el Corredor Verde del Guadiamar se dispone a convertirse en fuente de riqueza para los municipios que ahora atraviesa y que serán 13 cuando verdaderamente se convierta en un itinerario entre las marismas de Doñana y Sierra Morena, antes de 2012.
Para la ampliación como Zona de Especial Protección (ZEC) –se suman El Castillo de las Guardas, El Madroño y El Garrobo, en Sevilla, y Zufre, en Huelva– es necesario un plan de gestión para el que se van a tener en cuenta las propuestas presentadas dentro del programa de dinamización social organizado por la Delegación Provincial de Medio Ambiente, en el que desde el pasado mes de febrero han trabajado más de un centenar de agentes sociales: representantes municipales, de sindicatos, asociaciones agrarias, ecologistas, rocieros y la Universidad Pablo de Olavide , que ayer y hoy celebran su clausura en el centro de visitantes del municipio de Aznalcázar.
El delegado provincial de Medio Ambiente, Javier Fernández, destacó que “el aprovechamiento que permite no es sólo turístico, también económico en otros campos”. De este modo, apuntó que, pese al paso de los años “la catástrofe tuvo una dimensión tan grave que no se puede decir que esté totalmente limpio el cauce, pero la naturaleza está reaccionando a esa agresión de forma muy favorable:toda esta debilidad se ha convertido en una oportunidad”.
Destacó la importancia de la ampliación hacia el norte para los ecosistemas de la marisma y la sierra, “los dos parques naturales” de Sevilla. “Tenemos la posibilidad de crear un ecosistema único, que una las dos partes, que ya emplean las aves rapaces y podría usar el lince y otras especies animales, y todo esto acompañado del potencial de desarrollo que supone”. En su opinión, “es un patrimonio natural que es importante que sientan como suyo los pueblos del Guadiamar”.Este aprovechamiento no sólo sería a nivel turístico, “también de los pastos cuando jurídicamente sea posible”, señaló.
Ésta es precisamente una de las cosas que ha llevado a estas jornadas la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) . Su representante en la comarca, Juan Manuel Díaz, afirmó que “desde el punto de vista ganadero el Corredor Verde del Guadiamar tiene un potencial importante con zonas que se pueden dedicar al pastoreo y que servirían al plan de prevención de incendios”. Pero esto ahora no es posible: “Sigue vigente la orden de la Consejería de Agricultura de 1998, tras la catástrofe, que lo prohibía por el peligro de los pastos contaminados, pero ya se ha demostrado que salvo excepciones, junto a la corta, el resto está totalmente descontaminado”. Un ejemplo de esto es que la apicultura ya está autorizada. En cuanto a la agricultura, Asaja hace otra petición: “Que las infraestructuras viarias del Corredor Verde del Guadiamar se recuperen, los pasos entre ambas orillas que se han cortado, porque hoy sólo quedan tres y son insuficientes”.
Por su parte, el gerente de la Asociación para el Desarrollo de la Comarca Aljarafe-Doñana , Alfredo Florencio, incidió en la importancia que en los próximos años tendrá el Corredor Verde del Guadiamar “como elemento de dinamización turística y social, pero hay que incardinarlo no como un producto único sino dentro del turismo de naturaleza”. Resaltó así la utilidad de las jornadas “siempre que los agentes vean que se escuchan sus propuestas, de todas formas esto supone un cambio en el funcionamiento de la administración”.