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Declive de agosto y de Sevilla

A partir de hoy esto empezará a ser otra cosa, o sea, comenzará a volver a ser lo de siempre y, además, el Informe Saffron pone las cosas en su sitio: Sevilla tiene peor fama de la que le corresponde. Volvemos pues a una ciudad que ya no es la de Mozart, ni la de los hijos de la reina Victoria (de...

el 15 sep 2009 / 10:03 h.

A partir de hoy esto empezará a ser otra cosa, o sea, comenzará a volver a ser lo de siempre y, además, el Informe Saffron pone las cosas en su sitio: Sevilla tiene peor fama de la que le corresponde. Volvemos pues a una ciudad que ya no es la de Mozart, ni la de los hijos de la reina Victoria (de Inglaterra), ni la de Orson Wells. No lo somos porque, sobre todo, nos gusta hacer gala de sadomasoquismo, solemos auparnos al dudoso podio de la mala noticia por nuestra culpa, darnos latigazos y encima pregonarlos. Trabajamos como el que más, pero cada cual a lo suyo y denostando al otro, sin esa conciencia de tribu que, a pesar de los millones de habitantes, tienen en Barcelona o Nueva York.

Será grande Nueva York? Pues anteayer era noticia que unos ciudadanos habían logrado levantar un autobús y sacar de debajo a una mujer embarazada; son anónimos pero eran neoyorkinos y su ciudad recogerá los frutos. Sevilla tiene mucho más de lo que a ella misma le parece. Como muchos niños de ahora, es lista pero no estudia y, por tanto, no saca provecho. Por ejemplo, nadie ha dicho que la meteórica carrera de Nadal del oro olímpico comenzó aquí, cuando le ganó a Roddick el punto básico en la final de la Copa Davis de 2004. Una verdad como el teorema de Pitágoras. ¿Por qué no nos ponemos a estudiar qué hacer con ella? Podría ser un ejercicio para volver a entrar en la realidad.

Antonio Zoido es escritor e historiador

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