El actual campeón de Copa está contra las cuerdas. El 1-1 de la ida ante el Barcelona complica el pase a los cuartos de final por el resultado y por las bajas sevillistas. Con todo en contra, el equipo de Jiménez tendrá que dar lo mejor de sí para pasar. Es el momento de sacar todo el orgullo.
Es cierto que el Sevilla sigue sufriendo bajas de forma incesante, que Jiménez para confeccionar alineaciones tiene que hacer encaje de bolillos y que teniendo en cuenta que el encuentro de hoy es fuera de casa el optimismo brilla por su ausencia. Pero también lo es que la mayoría de los jugadores que saltarán esta noche al césped del Camp Nou levantaron la Copa del Rey, esa misma que como campeones defienden hoy, el pasado mes de junio. El Sevilla lo tiene todo en contra esta noche. No es favorito y le faltan sus mejores jugadores, pero precisamente por eso hay que exigirle el do de pecho a esta plantilla confeccionada para pelear por todo.
Los Renato, Adriano, Kerzhakov, Martí y compañía, tan bajos en su rendimiento esta temporada, tan perdidos y acaso menos implicados que la pasada temporada serán los encargados de dirimir el futuro sevillista. En sus manos se pone Jiménez y el Sevilla para fiar su futuro en la Copa ante un rival complicadísimo, que también cuenta con bajas -Eto'o, Ronaldinho y Messi-, pero también con más argumentos para cubrirlas -Giovani, Henry, Bojan y Deco, que regresa.
Las referencias no son nada halagüeñas. Solo hay que volver la vista a San Mamés y a la imagen del equipo fuera de casa. Renato no está y cuando está no acierta, Martí no goza de continuidad y cuando juega no da el nivel, Kerzhakov anda casi inédito esta campaña entre lesiones y bajas inexplicables, Adriano no se encuentra al cien por cien físicamente, y todos ellos, jugadores contrastados en su día por otra parte, saldrán de inicio salvo sorpresa. No le queda otra a Manolo Jiménez, que para colmo cuenta con la duda -ayer no se veía para jugar- de su mejor hombre, Luis Fabiano. El brasileño, ausente en Bilbao por sanción, padece una gripe que le tiene mermado físicamente. Viéndolo ayer parece difícil que pueda jugar todo el partido, aunque quizás esté para algunos minutos. Su puesto debe ocuparlo Kerzhakov, porque Chevantón se borró con su partido en Bilbao.
Sí recuperará el técnico nervionense a Dragutinovic en la defensa, pero como contraprestación pierde a Escudé, sancionado, y a Crespo, lesionado. Adriano ocupará el lateral izquierdo, dejando el puesto de extremo zurdo a Diego Capel. Así las cosas, la gran esperanza para la clasificación sevillista se sitúa, una vez más, en la banda derecha. Daniel -que anda algo tocado en el tobillo pero que jugará- y Jesús Navas deben llevar el peso de su equipo, que si quiere pasar de ronda debe, al menos, marcar un gol. Tarea no descartable en el Camp Nou, pero el problema básico se sitúa en dejar la puerta a cero ante el equipo de Rijkaard.
El 1-1 del partido de ida dificulta sobremanera la eliminatoria. Pero tanto como el 1-1 la dificulta el rendimiento del Sevilla fuera de casa. En la Liga esta temporada sólo ha vencido al Levante, y sin el calor del público del Sánchez Pizjuán la cara que muestra el equipo nervionense es totalmente distinta, para mal.
Reservados. El Barcelona, además, espera al Sevilla con sus mejores hombres entre los disponibles. Incluso dio descanso el pasado sábado a Milito, Abidal e Iniesta para que estuvieran frescos hoy. Rijkaard sabe que no se puede permitir más crisis, y caer en los octavos de final de la Copa ante el Sevilla supondría otra.
