El programa aeronáutico estrella para Sevilla, el avión de transporte militar A400M que se monta en la planta de San Pablo, muy cerca del aeropuerto, recibió ayer un fuerte varapalo cuyo impacto tanto en empleo como en carga de trabajo aún no se puede calibrar. El secretario de Estado de Defensa, Pedro Argüelles, compareció en el Congreso para concretar el ahorro que su Ministerio venía anunciando en los últimos meses y que afectaba de plano a los programas especiales de armamento, entre los que se incluyen los sevillanos del A400M y los carros Pizarro, estos últimos que se ensamblan en Alcalá de Guadaíra. Todo para no contribuir a aumentar el déficit. Una reprogramación que afectará así a Sevilla por partida doble. El Gobierno ha recortado de 190 a 117 el pedido de carros de combate Pizarro que recibirá el Ejército de Tierra por 787 millones incluido mantenimiento durante cinco años, lo que supone un desahogo de 163 millones. Y por otro lado, España, que recibirá su primer A400M en enero de 2016, anunció que de los 27 encargos comprometidos tan solo se quedará con catorce aviones, mientras que los trece restantes que el Gobierno no puede cancelar por contrato los adquirirá en su versión más básica, esto es, sin equipamientos ni configuración añadida, lo que le supondrá un ahorro de 800 millones a descontar de una factura total de 5.819 millones. No obstante, si se cumple la intención del Ministerio de Defensa y consigue vender a terceros países esas trece aeronaves, que considera que el Ejército del Aire no necesita, el coste del programa se abarataría en otros 2.360 millones de euros. Fuentes de Airbus Military, empresa que promueve y desarrolla este avión, precisaron a este periódico que los gobiernos han de ser conscientes de que deben proteger la industria y de que con cada recorte que se hace, se pone en juego empleo y capacidad productiva. Y es que no hay que olvidar que, al tratarse de un programa militar, son los Ministerios de Defensa (y por ende los gobiernos) los compradores de este avión, el primero que se hace en colaboración con la industria europea y cuyo desarrollo y carga de trabajo que asume cada país está directamente vinculado al número de aviones comprometidos. Airbus Military En el caso español, el mayor paquete de este programa lo absorbe Sevilla con la planta de montaje final. En este punto, desde el fabricante aeronáutico se lanzó un mensaje de tranquilidad sobre el empleo. No hay repercusión por el momento. Ahora mismo tenemos 33 aviones en distintas fases para ser montados y en pleno ramp up (incremento de la producción). Tenemos que ver a qué compromisos llegamos para que la industria no se vea golpeada. Sin embargo, que España adopte esta decisión no es lo más preocupante. Sí lo es que el resto de países clientes del programa Alemania, Francia, el Reino Unido, Turquía, Bélgica y Luxemburgo seguirán la misma tendencia, indicaron desde Airbus, aunque explicaron que cada país tiene su propia independencia, pero que todos buscan en definitiva reducir el impacto en momentos de mucha dificultad presupuestaria. Alemania ya anunció hace tiempo su intención de vender a terceros 13 de sus 53 aviones. Cuestionado sobre un eventual retraso en el calendario de entregas de aviones a España, el constructor aeronáutico explicó que es un asunto que todavía no se ha abordado y que se irá viendo más adelante. Aún faltan casi tres años para la primera entrega, así que vamos a esperar a ver en qué condiciones llegamos a esa fecha, precisaron, confiando en que para entonces la tormenta económica y financiera que azota a los Estados se haya calmado. La clave ahora está en impulsar el mercado de la exportación, es decir, las ventas a países no socios del programa (que suman 174 pedidos del avión), lo que podría reducir el impacto de esta reacción de recortes en cadena. Para ello, Airbus Military indicó que será preciso llegar a pactos con los gobiernos para ver cómo se comercializan los aviones de los que los países quieren desprenderse. Todo para evitar una competencia desleal y que los gobiernos antepongan el deshacerse de sus A400M sobrantes antes que promocionar las ventas externas de la compañía para que consoliden un programa que tenía con sus 174 pedidos actuales garantizado dos décadas de vida. Una reprogramación para retrasar el impacto del déficit El secretario de Estado de Defensa, Pedro Argüelles, explicó en el Congreso que la renegociación con la industria ha rebajado el impacto de los 19 programas de armamento en el déficit hasta 2015, pero avisó de que saldrá más adelante. No queremos engañar a nadie. Se ha reducido la factura de 33.345 millones a 26.495. En 2012 se consiguió reducir de 3.425 millones a 840 los pagos pendientes. Para 2013 se prevé pasar de 2.107 a 1.355 millones y en 2014, de 2.225 hasta los 671 millones.