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Dejar de fumar sin ayuda es más difícil y menos efectivo

Sólo el 10% de los que dejan el tabaco lo logran definitivamente.

el 09 may 2010 / 19:32 h.

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Fumar provoca graves problemas de salud.

Sólo el 10% de los dos millones largos de españoles que cada año se proponen dejar de fumar, un propósito que muchas veces coincide con el arranque de un nuevo año, lo consiguen de forma definitiva, según cálculos del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo.

Y en torno al 80% de quienes superan tan difícil reto, estima el portavoz del citado Comité, Rodrigo Córdoba, lo hacen "a pelo", por voluntad propia y sin ningún tipo de ayuda, aunque, según los expertos, es más difícil y es más fácil recaer. Así, "a pelo", volverá a intentarlo Belén Escudero, que desde los 16 años -ahora ha superado los 40- vive enganchada al tabaco. "He tratado de dejarlo cuatro veces. En serio, en serio dos, pero sin éxito. He probado todo, incluido últimamente un cigarro electrónico, un artilugio que, cuando das una calada, echa humo de vapor. Pero tampoco. Ahora quiero afrontar el proceso a pecho descubierto". Gracias a la acupuntura pasó seis meses sin coger un cigarro. Eso sí, previo pago de 300 euros, no olvida Belén, quien pronto sucumbió de nuevo a la tentación, aunque ha conseguido pasar de un paquete largo a fumar "entre 10 ó 12" cigarrillos al día. "Para dejarlo -dice- sé que me tengo que levantar una mañana con el propósito firme. Tarde o temprano lo voy a conseguir".

A "pelísimo", recalca, se ha desenganchado Concha Ramos, fumadora durante 35 años. En todo ese tiempo, jamás intentó dejarlo, hasta que hace un año un infarto agudo le metió el miedo en el cuerpo y, por consejo médico, aparcó definitivamente el vicio. "Para dejarlo, primero hay que querer, y yo jamás he querido. Sabía que era malo, pero...", confiesa a Efe. Concha lo dejó convencida, pero también con el consuelo de que podía coger un cigarrillo cuando le diera el mono. "He tenido -relata- alguna tentación en este tiempo, pero no muchas; ninguna, curiosamente, coincidiendo con esos momentos tan relacionados con el cigarrito: el café de la mañana, después de comer...He vencido, pero reconozco que todavía me acuerdo" del tabaco.

Riesgo de recaída. El psicólogo Ignacio Fernández duda de la efectividad del dejarlo "a pelo". "Es un error -asegura- porque el riesgo de recaída es mucho mayor. Dejar de fumar no es un proceso cien por cien mental, sino psicofarmacológico. De ahí la necesidad de ayuda profesional y de tratamientos empíricamente evaluados".
En España, según la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, los fumadores representan el 27% de la población adulta, un porcentaje todavía importante pero, en cualquier caso, menor a ese 39% de hace una década. Nadie duda de que en esa mejora sustancial ha tenido mucho que ver el empeño público y privado para convencer a la población sobre la maldad del tabaco, la primera causa evitable de enfermedad y muerte prematura en España -más de 50.000 cada año-, causante del 95% de los casos de cáncer de pulmón y del 30% de todas las cardiopatías coronarias, según no se cansa de repetir el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo.

Al descenso en el número de fumadores han contribuido también leyes como la que entró en vigor el 1 de enero de 2006, que prohibió fumar, entre otros lugares públicos, en los centros de trabajo. Prohibición que el Gobierno quiere endurecer en breve, haciéndola extensible a todos los locales de ocio cerrados.

Sin financiación. Drástica y sin ayuda, como en los dos casos anteriores, o de manera progresiva y con el apoyo de profesionales de la medicina o la psicología. No existen otras alternativas, a juicio del Comité Nacional, ni fórmulas mágicas para dejar de fumar, un proceso personal no exento de dificultades que "todos, absolutamente todos", pueden superar con éxito. Aunque haya, eso sí, que rascarse el bolsillo, pues la sanidad pública casi nunca financia los tratamientos. "Es contradictorio que nos animen a dejar de fumar, que se prohíba incluso en muchos lugares, medida con la que estoy completamente de acuerdo, y luego la Sanidad pública no financie los medicamentos y otros productos (parches y chicles con nicotina) que ayudan a que el resultado final sea exitoso", argumenta, en declaraciones a Efe, el farmacéutico Jorge Fernández Lomana.

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