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¿Dejo al niño en la chabola?

El cierre de la guardería del Vacie afecta a madres con trabajo o en cursos de inserción

el 13 sep 2011 / 19:41 h.

Por si la inserción laboral de los vecinos del asentamiento chabolista del Vacie fuese fácil, el cierre de su guardería por culpa de un robo que este verano la dejó inutilizada ha traído un nuevo lastre a las madres que trabajan o siguen cursos de inserción laboral. Con los niños a su cargo, algunas se ven en una encrucijada que ya han trasladado a los asistentes sociales y a las trabajadoras de la guardería: si la situación no se solventa pronto tendrán un problema para cumplir con sus obligaciones.

Es el caso de Sara Escudero, que está realizando el curso de Ayuda a Domicilio que el Ayuntamiento promovió entre las vecinas del barrio por las altas expectativas de encontrar un trabajo cuidando a personas mayores o impedidas. La joven, de 28 años, tiene a sus dos hijos mayores en el colegio y al pequeño, Francisco, de año y medio, en la guardería del Vacie. Y en los cursos que sigue está ya en la fase de prácticas, acudiendo a distintos geriátricos para poner en práctica los conocimientos adquiridos durante la fase teórica.

Pero si su hijo no va a la guardería, "Sara no puede trabajar, eso está claro", explicaba ayer su madre, María Jiménez, que tiene a su cargo a su propia madre impedida "y mis propios trabajos", explica, por lo que no puede hacerse cargo del pequeño. "¿Qué va a hacer, dejarlo en la chabola, llevárselo a trabajar?", insistía la mujer. Sara, sus tres hijos y su marido viven ahora con ella, a la espera de que el Ayuntamiento les facilite materiales para adecentar su chabola, podrida tras las lluvias. Esa mejora de las viviendas es el paso previo que el plan para El Vacie prevé para las familias que todavía no han alcanzado el nivel de normalización y autonomía económica para ser realojadas.

Sara está deseando empezar a trabajar, explica su madre, porque su marido trabaja vendiendo chatarra y el dinero que ella puede aportar a la familia les será de gran ayuda. Por eso ahora está preocupada por la guardería.

Igual de agobiadas están las hermanas Manuela y Alicia Pérez, que ayudan a sus maridos en la venta ambulante y ahora deben llevarse con ellas a sus hijos. La de Manuela, Yanira, tiene diez meses y era el primer año que iba a ir a la guardería. "Si vienen al puesto varias señoras yo tendría que ayudar a vender, pero si la niña está llorando, o hay que cambiarla o darle de comer, no puedo. Es un atraso". El niño de Alicia tiene año y medio y es aún peor: está en la edad de ser un torbellino y su madre teme que se le escape si no le presta la suficiente atención.

Sus esperanzas están puestas en la reunión que han convocado hoy las responsables de la guardería, en la que esperan que les anuncien cuándo volverán a abrir el local, al que asistían cada mañana 36 bebés. Por la tarde se da refuerzo de lectura y escritura a otros 40 niños más grandes.

El robo dejó a la guardería sin ninguno de sus electrodomésticos: estropearon todos los aires acondicionados en el intento de llevarse algunos de ellos, sacaron la lavadora, la secadora, el microondas y hasta las batidoras, lo que impide que las profesoras puedan bañarlos y darles de comer. Las trabajadoras, que siguen asistiendo a diario a la guardería aunque no haya niños, son conscientes de lo necesaria que es para las madres del barrio, y creen que con tener aire acondicionado podrían comenzar a quedarse con los pequeños, mientras aguardan a que el Ayuntamiento reponga gradualmente el material, cuyo valor aún no está calculado, según informaron ayer fuentes municipales. La Policía Nacional, por su parte, confirmó que aún no se ha detenido a nadie por este robo.

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