Vicente Del Bosque, seleccionador español, ha dirigido a la España de los récords a un nuevo registro histórico, consiguiendo la mejor clasificación de una selección a un Mundial, al firmar pleno de diez triunfos en un inmaculado camino en el que utilizó a 29 jugadores.
España, líder destacado del Grupo 5, finalizó con los 30 puntos en juego en su casillero, siendo la segunda selección más goleadora de Europa, con 28 goles (sólo por detrás de Inglaterra 34), y encajando sólo cinco.
La ‘Roja’ comenzó la fase de clasificación con sufrimiento para derribar el muro bosnio en Murcia, donde un gol de Villa dio el primer triunfo (1-0). La misma selección ante la que dio un recital en el último paso, una vez clasificada (2-5), en Zénica, con un gran Andrés Iniesta.
La lesión en el muslo derecho de uno de los líderes de la ‘Roja’ perjudicó a Del Bosque, que sólo contó con Iniesta en 432 minutos de los 900 posibles. Suficientes para brillar en su casa, Albacete, ante Armenia (4-0 con dos goles de Silva, Capdevila y Senna) y dejar una obra de arte de gol en la visita a Bélgica, donde Güiza sacó oro a última hora de una acción en la banda izquierda que remató a la red Villa (1-2).
Ante los belgas, en la vuelta, fue cuando el seleccionador apostó por primera vez por tres delanteros dando un nuevo sello con buen resultado, 5-0 en A Coruña, en una lección futbolística. Y en Armenia se venció 1-2, ya con el pase sellado.
PRUEBA EN TURQUÍA. Los duelos más tensos llegaron ante Turquía. España sacó oro del sufrimiento en Estambul, con la reivindicación de Güiza. Suele decir el jerezano que si vuelve a la selección es porque aprovecha sus minutos. En el infierno turco, se venció por una pillería suya con la que robó la cartera a todos, en un balón que se marchaba por la banda derecha, que sacó de cabeza para regalar el tanto a Riera y dar la vuelta al marcador (1-2).
En el Bernabéu, sólo un cabezazo de Piqué sacó a España de su encuentro más espeso de la clasificación (1-0). Por último, el doble enfrentamiento con Estonia dejó dos triunfos por 3-0, primero en Tallin donde se goleó a medio gas con Íker Casillas batiendo récords de imbatibilidad. Y posteriormente en Mérida, el día que certificó matemáticamente su pase al Mundial de Sudáfrica.