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Del burdel a la normalidad

La familia de Tomares que tuvo que escapar de su casa por las viviendas del prostíbulo que habían instalado sus vecinos ha regresado y lleva ya cuatro días viviendo "la normalidad". La suya ha sido una pesadilla, pero con final feliz.

el 15 sep 2009 / 04:01 h.

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La familia de Tomares que tuvo que escapar de su casa por las viviendas del prostíbulo que habían instalado sus vecinos ha regresado y lleva ya cuatro días viviendo "la normalidad". La suya ha sido una pesadilla, pero con final feliz.

Y es que esta familia y sus vecinos del acomodado barrio de Aljamar tuvieron que remangarse y organizar una concentración de protesta hace 15 días, hartos de gritos -de broncas, de placer-, de peleas, de trapicheo... una pesadilla que Pedro Soriano y los suyos tenían pared con pared desde septiembre de 2007, cuando la casa vacía de al lado se llenó de chicas.

La protesta de los vecinos tuvo un efecto fulminante y desde entonces cesaron las molestias y el local cerró. La web que anunciaba muchachas aparentemente dispuestas a todo en el chalé contiguo al de los Soriano está cerrada. El martes Soriano pudo ver cómo las últimas pertenencias del burdel eran colocadas en una furgoneta de grandes dimensiones. "Ahora sólo pensamos en relajarnos", explica. Por las noches se duerme. No llegan más discusiones a gritos por el precio de un servicio sexual o la violencia de los clientes poco satisfechos de su experiencia.

Los Soriano llevan cuatro días en casa después de haber tenido que dividirse la familia -él por un lado, en casa de familiares en Sevilla, su mujer y sus hijas en casa de amigos en Tomares para que las pequeñas (a las que no han querido decir sus padres el por qué de la mudanza) no perdieran clases-.

"Ha vuelto la normalidad que habíamos disfrutado durante 14 años, hasta que se instaló el prostíbulo", explicaba ayer, "y quiero agradecer el apoyo del Ayuntamiento y de los vecinos que nos han respaldado". Las palabras "recuperar la normalidad" y "relajarnos" se repiten como un mantra en la conversación con el periodista.

Ahora Pedro Soriano confía en que será difícil que los vecinos que lleguen tras la marcha de las prostitutas sean "algo peor de lo que se ha ido, aunque será difícil porque la gente de Tomares ha demostrado que no está por la labor de tener a personas como esas conviviendo junto a sus casas".

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