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Del Nido: hasta que el cuerpo aguante

El presidente del Sevilla afirma que, como socio, considera que debe estar al frente de la entidad mientras tenga fuerzas.

el 27 may 2012 / 21:54 h.

Del Nido se ve con fuerzas para seguir.

Hasta que el cuerpo aguante. José María del Nido cumple diez años en la presidencia dejando claro que no tiene intención de abandonar la nave, ni siquiera ahora que las circunstancias, tanto personales como las que atañen exclusivamente a la entidad, no son favorables. "Como socio, después de ver el lo que hemos sido capaces de convertir al Sevilla, creo que debo estar al frente de la entidad mientras tenga fuerzas", afirma.

"Mal haríamos los dirigentes de una sociedad anónima deportiva si sometiéramos anualmente nuestro cargo al parecer de la masa. Mal haríamos si por un grito de la afición o por una crítica escrita, radiofónica o televisiva, dejar la nave... Cuando yo hago una afirmación de que estaría diez años al frente del club es al comienzo de mi mandato, porque ni por asomo pensaba que nuestra gestión iba a ser con un balance como el actual", señala en el periódico oficial.

Del Nido ha abordado numerosos asuntos de interés. Así, por ejemplo, resalta el hecho de haber dado "la vuelta, como si de un calcetín se tratara, a la entidad, además de haber elevado al club a niveles insospechados y no pensados por el más optimista de los sevillistas". El mandatario reconoce, asimismo, que se arrepiente "de muchísimas cosas y sobre todo de los errores cometidos". "A lo mejor también de haber acometido a pecho descubierto determinadas reivindicaciones del mundo del fútbol que afectaban al Sevilla , pero el balance es tan positivo que hay que seguir por el mismo camino", dice, a pesar de que "más presión que hemos tenido nosotros es imposible, al igual que es imposible tener más éxitos en nuestro caminar como dirigentes".

¿Cuál es el camino a seguir ahora que se ha dado un paso atrás tanto a nivel deportivo como económico? Del Nido opina que el Sevilla "no tiene obligación ni presupuestaria ni por masa social siquiera de clasificarse para la Champions; ni siquiera para meterse en Europa, sino de competir por intentar clasificarse para la Europa League". "Hay que acomodar las estructuras, que eran grandes, a las necesidades de ahora y a nadie le va a gustar porque son medidas que van a costar sangre, sudor y lágrimas. Lo difícil es lograr títulos. El resto son milongas", afirma.

UNA PETICIÓN A LA AFICIÓN. En este "paso atrás para coger impulso", como así lo definió en su día, el presidente considera fundamental el papel del sevillismo. "La afición es el alma mater del club y la razón de su ser, además de la razón de sus éxitos deportivos , pero hay que pedirle que se acomode a las circunstancias futbolísticas del equipo y esté siempre apoyando. Es la única forma que tenemos los pequeños de intentar superar a los grandes", afirma.

MÍCHEL, EL SÉPTIMO DE SU LISTA. El presidente del Sevilla también ha hablado de Míchel, séptimo técnico que tiene en estos diez años de mandato. "Con Míchel esperamos poder cortar la sangría de las últimas épocas y disfrutar de un entrenador joven, ambicioso, con clarísimas ideas de fútbol y con un trabajo continuo de 24 horas", afirma.

RENOVARÍA A MONCHI POR 50 AÑOS. Monchi, subdirector general deportivo, sigue teniendo toda la confianza del presidente, y éste lo deja claro: "Se tiene en cuenta todo lo conseguido y no que en un año o dos pueda o no conseguir el objetivo deportivo. Quizá se le tenía que haber renovado por 50 años. Lo que pasa es que eso es algo que no entra en cabeza humana".

CUENTA CON JOAQUÍN CAPARRÓS. "Hemos barajado que fuera una alternativa, pero llegamos a la conclusión de que no era el momento de Joaquín, sin saber si él hubiera aceptado la oferta. Tendrá su momento y no vendrá a retirarse. Pondremos en sus manos un proyecto importante para que consiga éxitos y tenga el mejor equipo de todos los que tuvo desde que salió", dice de Caparrós.

LA ACTITUD DE ALGUNOS JUGADORES. La actitud poco profesional de algunos futbolistas no sólo le decepciona sino que "a veces me indigna". "He tenido que contar hasta diez antes de decir o hacer lo que el cuerpo y la cabeza me pedía. La mayor parte de las veces, por no decir todas, hay que callar porque el cargo obliga y uno intenta que el vestuario no explote", comenta Del Nido.

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