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Del Nido, Monchi y la dinámica engulletécnicos

El Sevilla ha tenido hasta cuatro entrenadores en dos años y medio... y podría asistir a un nuevo relevo.

el 22 dic 2012 / 22:07 h.

Míchel puede ser el próximo.

Míchel se ha marchado de vacaciones sabiendo que puede estar ante sus últimos días como entrenador del Sevilla. José María del Nido y Monchi siguen confiando en él, pero la ley del fútbol, esa que escriben los resultados, le tiene contra las cuerdas. Míchel tiene claro que todo lo que no sea ganar a Osasuna el próximo 5 de enero puede significar su adiós. Difícilmente el club soportaría un nuevo varapalo, y más aún en el Sánchez-Pizjuán, con el equipo más cerca del descenso que de los puestos europeos.

Desde la marcha de Juande, el Sevilla ha visto pasar a cinco entrenadores por su banquillo. El primero, Manolo Jiménez, un hombre de la casa que tuvo que luchar contra la alargada sombra de su predecesor, artífice de cinco títulos. Jiménez se hizo cargo de un gran equipo que poco a poco iba deshaciéndose. Con él logró una clasificación para la Champions, una para la UEFA y el pase a la final de Copa de 2010. Para unos, debió sacar más fruto al plantel; para otros, hizo todo lo que se podía hacer. Sin embargo, su escaso margen de error motivó que el club le destituyera cuando el Sevilla era quinto y tenía una final copera por delante. La imagen y las críticas le devastaron.

Uno tras otro. Jiménez hizo las maletas en marzo de 2010. Luis Aragonés fue el elegido por Del Nido y Monchi, pero finalmente no hubo acuerdo y decidieron dar la oportunidad a un nuevo hombre de la casa: Antonio Álvarez. El que fuera segundo de Juande clasificó al Sevilla para la Liga de Campeones gracias a aquel gol in extremis de Rodri y, poco después, gan la Copa. Dado su bagaje y el apoyo del vestuario, el club decidió mantenerle con vistas a la siguiente campaña (2010/11).

Sin embargo, la enorme decepción que supuso caer en la fase previa de la Champions ante el Braga, la forma de perder la Supercopa ante el Barcelona, la derrota en casa ante el París Saint-Germain en Europa League y la sufrida ante el Hércules en la quinta jornada, tras dos empates en casa, terminó con su crédito.

Gregorio Manzano tomó el relevo en el banquillo con mucho camino por delante. "Le he exigido que termine entre los cuatro primeros y dispute el títulos en las dos otras competiciones", dijo Del Nido en su presentación. El jiennense, un técnico con bien considerado y con experiencia, dejó al Sevilla quinto en Liga, a cuatro puntos del cuarto clasificado, y, además, lo llevó hasta las semifinales de Copa. Pero esto tampoco satisfizo al club, que, con el plantel perdiendo calidad por momentos, negoció con Marcelo Bielsa mientras sonaban los nombres de Caparrós y Quique. Finalmente, todo quedó en papel mojado. Poco después, Marcelino era presentado como nuevo entrenador.

La etapa del asturiano, para decepción de todos, no duró mucho. El 6 de febrero, Del Nido y Monchi le pusieron fin cuando el equipo era undécimo en la tabla, a 6 puntos del cuarto, a 4 del sexto y a sólo 4 de los puestos de descenso.

Míchel fue su sucesor. Posiblemente, nadie ha tenido tanta confianza por parte de Del Nido y Monchi como él. De hecho, le mantuvieron en el cargo pese a no lograr el objetivo la pasada campaña. Su respaldo hasta ahora ha sido absoluto. Pese a ello, los resultados aprietan y en esto del fútbol nada es eterno. 

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