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Del paro a la meca del Patrimonio

"Nos ha tocado el Gordo"; "trabajar aquí es un sueño"; "nos han ofrecido una oportunidad única". Son las voces agradecidas de una docena de licenciados en paro a los que una llamada les cambió la vida. "¿Quiere usted restaurar tres pinturas del Palacio de San Telmo con asesoramiento del Instituto Andaluz de Patrimonio?".
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el 16 sep 2009 / 03:08 h.

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(Vídeo: Bianca Lionte)

"Nos ha tocado el Gordo"; "trabajar aquí es un sueño"; "nos han ofrecido una oportunidad única". Son las voces agradecidas de una docena de licenciados en paro a los que una llamada les cambió la vida. "¿Quiere usted restaurar tres pinturas del Palacio de San Telmo con asesoramiento del Instituto Andaluz de Patrimonio?".

Y dieron, obviamente, el sí, quiero. Con ello firmaron un contrato en prácticas de nueve meses de duración con el que han paliado su delicada situación económica, agravada por la crisis, y satisfecho la vocación que les llevó, años atrás, a licenciarse en Bellas Artes escogiendo la especialidad de Conservación y restauración.

La Fundación Forja XXI y el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) firmaban el pasado febrero un convenio inédito en materia patrimonial en virtud del cual 12 personas con pleno bagaje teórico pero escasa formación práctica se harían cargo de la restauración nada menos que de tres enormes y castigados lienzos provenientes del Palacio de San Telmo, sede del Gobierno andaluz.

Aprovechando la importante rehabilitación que se lleva a cabo en el inmueble, y tras un informe de diagnóstico por parte de los técnicos del Instituto de Patrimonio acerca del delicadísimo estado de conservación de las referidas pinturas, surgió la posibilidad de recurrir a licenciados en paro -a los que paga religiosamente la Consejería de Empleo- para devolverle la prestancia debida a estos bienes. Ello, lógicamente, bajo el estricto control por parte del instituto a través, en este caso, de una de sus técnicas, Concepción Moreno.

Viéndoles actuar, nadie diría que se trata de recién llegados al oficio, pero lo cierto es que el que más experiencia posee ha colaborado en alguna restauración, habiendo experimentado ya en sus carnes la dificultad de abrirse paso en un mundillo en el que "hay mucho por restaurar y conservar, pero poco dinero". "Y, claro, en esta coyuntura, que te ofrezcan trabajar en el Instituto, que para nosotros es la meca del Patrimonio, es lo más... Estamos como en una nube", coinciden.

Por delante tienen hasta el mes de diciembre para salir airosos de un reto complicado. Que nadie se piense que la misión es menor: restituir el decoro a tres grandes pinturas -la mayor alcanza los 6,55 metros por 3,20 de ancho- de temática mitológica que decoraban hasta fines de los años 80 una de las galerías del Palacio de San Telmo.

En realidad son más de tres, pero el IAPH ha decidido afrontar éstas porque son las que se hallan menos mutiladas. "Aun con sus lagunas, son las que están completas", acredita la coordinadora. Se trata de pinturas al temple sobre un lienzo de lino, una técnica, comenta la experta, poco apropiada por su fragilidad para ornamentar los techos de una de las galerías del palacio. De esa fragilidad dan fe las roturas, las combas en la tela, las manchas de humedades filtradas de la cubierta y, de modo muy visible, los cientos de clavos con que las pinturas fueron fijadas a la techumbre de madera, que han oxidado y desgarrado el soporte sobremanera.

Todo ello ha apocado bastante las obras, dos de ellas encargadas por los duques de Montpensier -antiguos propietarios de San Telmo- al pintor Rafael Tejeo (1798-1856), quien ya había decorado parte de su residencia en Madrid; la tercera, algo anterior, es anónima.

así se trabaja. A tantos males andan poniendo remedio estas 12 jóvenes promesas de la restauración, ya sea aplicando grapas vegetales para unir las partes desgarradas, aplicando calor seco con una plancha o con una espátula térmica para consolidar la tela, fijando y reintegrando, pincel en mano, la película pictórica...

Uno de los últimos pasos será montarlas sobre un bastidor de madera diseñado expresamente para cada obra, lo que le garantizará unas condiciones de conservación de las que ha adolecido en los últimos años, cuando se quitaron de su emplazamiento, se enrollaron en varios rulos enormes y se almacenaron hace casi una década a la espera de su recuperación, "cuando estas obras sólo se aconseja enrularlas, como mucho, un mes o dos". Por fortuna, no sólo siguen entre nosotros, sino que ya están en buenas manos, jóvenes pero sobradamente preparadas.

Los 12 afortunados

El equipo de trabajadores de la Fundación Forja XXI beneficiarios del Programa de Empleabilidad Manuel Benigno García Vázquez II está integrado por: Cristina Barrera, Eduardo Crespo, Antonio Díaz, Antonio Gamero, Encarna Hidalgo, Vanessa Martínez, Lorena Pérez, Beatriz Reina, Lola Rodríguez, Isabel Román, Carmen Urbano y David Vázquez.

Éstos son algunos de sus testimonios e historias:

Cristina Barrera, Arahal, 36 años.

"Ahora soy yo el sostén de mi familia"

Es, como ella misma se define, "la abuela del grupo". Natural de Arahal, es de la promoción 1990-95 y escenifica como pocos las bondades de la iniciativa de Empleo, Forja XXI y el IAPH: "Ahora soy yo el sostén de mi familia, pues mi marido está en paro y tenemos dos hijas a las que alimentar". "Mi felicidad no tiene precio -dice-, y ésta pasa por lo que estoy haciendo: por desarrollar mi profesión. Tengo una ilusión tremenda en lo que estamos haciendo".

Vanessa Martínez, Melilla, 27 años.

"Trabajamos en un lugar de referencia"

Natural de Melilla pero afincada en Sevilla, califica su concurso como una "experiencia estupendísima gracias a la oportunidad que nos ha dado Forja XXI, que nos ha abierto las puertas de un lugar de referencia como es el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico". En su caso, la de ahora es su segunda experiencia laboral "cotizando" después de haber colaborado en la restauración de la capilla de la Quinta Angustia, en la parroquia de la Magdalena.

Eduardo Crespo, Sevilla, 35 años.

"El privilegio que nos han dado es excepcional"

Está que no se lo cree porque, como admite, "no es normal que obras de estas características lleguen a los talleres, porque con esta técnica al temple sobre lienzo no hay demasiadas y es complicado restaurarlas. Y así con todo, nos las han ofrecido? Por eso animo a Forja XXI y al IAPH a que sigan con la iniciativa". "Hay un montón de obras no menores, pero sí más discretas que están durmiendo el sueño de los justos. Y nosotros estamos aquí para despertarlas si nos dejan", enfatiza.

David Vázquez, Córdoba, 26 años.

"Me llamaron del SAE y cambió mi vida"

Cordobés con residencia en Sevilla, alaba el trato dispensado por los técnicos del IAPH: "Nos han tratado desde el primer momento como a profesionales. Y la verdad es que lo somos, sólo que en el ámbito teórico y, alguno más que otro, en el de la práctica", reflexiona. Y rememora: "Un día me llamaron del SAE y cambió mi vida. Esto ha sido el comienzo de algo muy bueno y bonito, una experiencia inolvidable que no quiero que termine".

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