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Delphi, un final en punto muerto

El grito de Delphi no se cierra es ya sólo un recuerdo que resuena aún en las cabezas de los 1.800 trabajadores que esperan con paciencia un futuro mejor. En poco tiempo han cambiado las máquinas por las aulas a las que cada día asisten para asimilar los cursos previos a su recolocación. (Foto: EFE).

el 15 sep 2009 / 00:36 h.

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El grito de Delphi no se cierra es ya sólo un recuerdo que resuena aún en las cabezas de los 1.800 trabajadores que esperan con paciencia un futuro mejor. En poco tiempo han cambiado las máquinas de la industria de automoción por las aulas a las que cada día asisten para asimilar los cursos previos a su recolocación.

Entre movilizaciones y clases de inglés o informática ya ha pasado un año desde que se anunció el cierre de la fábrica de Puerto Real. El 22 de febrero de 2007 comenzaba para los trabajadores la cuenta atrás para que la multinacional de automoción diera el portazo definitivo.

"Fue un día muy triste, que viví con un nudo en la garganta muy grande. Te encuentras toda tu trayectoria y tu futuro y el de tu familia truncados. Ves un panorama muy oscuro, sobre todo cuando te coge con una edad como la que nos ha cogido a todos nosotros con una media entre los 48 y 49 años", señaló Antonio Pina, el que fuera el presidente del comité de empresa, quien logró la participación de la plantilla en diversas movilizaciones como la que paralizó la ciudad con una huelga general o la marcha a pie hasta Sevilla.

Una lucha muy prolongada en el tiempo con la que lograron arrancar un compromiso a la Junta para la recolocación de los operarios fijos, eventuales y de la industria auxiliar en ocho empresas que se instalarán en la Bahía.

La plantilla de Delphi se montó desde entonces en un acelerado tren con muchas paradas pero su destino sigue siendo una incógnita. Por este motivo, aunque se hicieron con las indemnizaciones y están cobrando el paro, la incertidumbre es el sentimiento generalizado entre estos trabajadores convertidos ahora en alumnos. Ya han realizado el periodo de formación básica y en estos días se encuentran adquiriendo conocimientos genéricos del sector industrial. Pero su gran meta es realizar los cursos especializados en la empresa en la que vayan a ser contratados.

"Me da igual donde me recoloque mientras tenga trabajo". Es la respuesta de la mayoría de los trabajadores que tienen claro que su primer objetivo es encontrar empleo. Eso sí, por una cuestión sentimental, a muchos le hace especial ilusión incorporarse en la aeronáutica Sacesa, porque será la que se instale en los terrenos de Delphi.

Alrededor de 140 operarios, los mayores de 53 años, no tendrán que continuar con este proceso porque serán recolocados. Pero el resto, excepto una docena que han encontrado trabajo, tendrá que esperar con paciencia a que el tren sin rumbo que tomaron forzosamente hace ya un año encuentre la estación definitiva.

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