El Sevilla ya está listo para Cardiff. El último ensayo general lo efectuó en la noche de ayer ante el Córdoba, rival de cierta entidad (se lo encontrará en breve, al fin, en el calendario de la Liga) aunque no fue una prueba de tanta exigencia como la de hace unos días en Dinamarca ante el Fenerbahçe. Pero está listo. Salvo el ya sabido percance en la rodilla de Gameiro que le mantendrá en el alambre hasta horas antes de la cita del martes, Unai Emery puede congratularse de no tener bajas de consideración para la primera gran noche de la temporada. El partido de ayer se lo tomó el técnico vasco más como un entrenamiento de exigencia que como una puesta en escena previa al encuentro ante el Real Madrid. Con una mezcla de titulares (Vitolo, Beto, Coke, Reyes, Carriço, Fazio, Alberto y quizás Aspas) y canteranos (Cotán, Luismi y Juan Muñoz), el Sevilla homenajeó a Antonio Puerta y se presentó ante su ilusionada afición, que hasta ahora lo había visto por la televisión. El partido tuvo poca historia hasta el minuto 80, cuando Denis Suárez marcó el primero de la noche. El sevillista pudo ver en acción a Iago Aspas, hasta la fecha el fichaje estrella de un equipo que espera todavía a dos futbolistas. Emery le colocó un paso por detrás de Juan Muñoz. Al gallego se le pudo ver muy dinámico y con ganas, sabedor de que para la final tiene sus opciones incluso de ser titular. Todo dependerá del estado físico de Bacca, quien ayer tuvo minutos de rodaje durante todo el segundo tiempo y no faltó a su cita con el gol. Con el colombiano hay relativa tranquilidad, toda vez que el cuerpo técnico es consciente de que es capaz de coger la forma muy rápido. Mientras que la primera parte careció de interés futbolístico alguno, durante la segunda mitad el público presente se divirtió algo más. La simple presencia de Bacca dio alas al Sevilla. Y más caras nuevas para la grada: el incisivo Aleix Vidal, el prometedor Denis Suárez (que entra en alguna que otra quiniela para tener un papel relevante el martes ante el Madrid) y Krychowiak. El polaco apunta a gran fichaje: manda en el césped, tiene llegada, altura para las jugadas a balón parado y es listo tanto en la presión como en el repliegue. Promete. Como este Sevilla FC que tiene en 72 horas otra cita grande con la historia. A la final llegará tras coger ayer un chute de emoción directo al corazón, ese que late desde 2007 en el tercer anillo, ya sea del Sánchez-Pizjuán o del Cardiff City Stadium.