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¿Dentro o fuera de la Santa Madre?

Se reedita el debate sobre la autonomía de las hermandades diez años después del pulso con el Arzobispado por la presencia de mujeres nazarenas en las procesiones

el 15 jun 2010 / 20:11 h.

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"Comparto las palabras del arzobispo de la primera a la última, y ahora hay que trabajar y no cansarnos hasta que los cofrades entiendan el papel de las hermandades en el seno de la Iglesia", decía ayer rotundo el hermano mayor de la Esperanza de Triana, Adolfo Vela. Frente a él, resucitando el debate que lideró hace una década, cuando lo que debían debatir las cofradías era si aprobaban la participación de mujeres nazarenas en sus procesiones, se situó con la misma contundencia el abogado Joaquín Moeckel, ex hermano mayor del Baratillo: "Las hermandades son autónomas. Se mantienen solas sin ayuda ni financiación de la Iglesia y por tanto también pueden tomar sus propias decisiones, y la Iglesia no puede pretender usarlas para lo que le interesa".

El debate, al final, es simple: ¿tiene autoridad la Iglesia para ordenar o instar a las cofradías a obedecerla? Pero la respuesta tiene muchos matices: "Yo también me he llevado un disgusto con la negativa a acudir al Viacrucis de Madrid", decía ayer Adolfo Vela. "Me resulta sorprendente y chocante que, si nos consideramos Iglesia, no respondamos cuando el pastor nos llama", sentenció, en alusión a la carta que monseñor Asenjo envió a la hermandad reclamando su participación en el Viacrucis.

Pero en los foros de internet, que ayer echaban humo, la interpelación de Asenjo era más que cuestionada: todavía muchos le recriminan al arzobispo deslices que en Sevilla adquieren la categoría de pecados mortales, como haber rechazado guardar personalmente la estampa de una imagen que le estaban ofreciendo y haber pedido que se la entregaran a su secretario; haber confundido a la Esperanza de Triana con la Macarena o no haber visitado a todas las cofradías que salían el Jueves Santo antes del inicio de las procesiones, tal y como fijó como tradición el cardenal Amigo Vallejo.

Y en ese listado de fallos que en Sevilla no se perdonan, los comentarios incidían ayer en que a las hermandades tienen esa autonomía y reprochaban, aún, el exhorto pastoral con el que Amigo solventó el conflicto de las nazarenas hace una década, al instar a las cofradías a plegarse a la igualdad y admitir a las mujeres en sus filas. Algo que a día de hoy El Silencio, el Santo Entierro y la Quinta Angustia siguen sin cumplir y que lo enfrentó a Moeckel, que sigue diciendo a boca llena lo mismo que hace diez años: "Si la Iglesia no financia a las hermandades no puede tomar decisiones por ellas. Y le recuerdo al señor arzobispo que las hermandades han salvado a Sevilla de la helada espiritual que azota a Europa, y no sé qué sería del catolicismo sin las hermandades", remachó con dureza.

Siguendo en parte este razonamiento, el hermano mayor del Cachorro, José María Ruiz, insistió ayer en que "efectivamente, las hermandades se financian solas y tienen autonomía, porque esa es la grandeza que tiene la Iglesia, que cada una tiene su propia entidad". Sin embargo, negó el resto de la reflexión: "Pero es cierto que somos Iglesia y que hay asignaturas que tenemos olvidadas, porque las cofradías no sólo lo son cuando sacan pasos a la calle, sino en los cursos de formación, la bolsa de caridad y muchas cosas más. Y es verdad que tenemos que hacer más por acercarnos a la Iglesia, porque a veces en esas otras cosas falta participación. No somos un club, y yo a veces veo que hay más culto a una banda de música que a nuestras hermandades, y eso no puede ser". Sin embargo, la solución no está clara: "No tengo la varita mágica, pero soy un hombre de fe profunda. Cuando no puedo resolver las cosas confío en El Cachorro y en la Virgen del Patrocinio".

Ruiz, que dijo estar "totalmente de acuerdo" con las palabras del arzobispo sin entrar a valorar otras circunstancias", añadió que respeta la decisión adoptada por el cabildo de la Esperanza de Triana, pero negó que la situación se parezca en nada a la de su propia hermandad. El Cachorro fue el primer invitado a participar en el Viacrucis, pero declinó acudir tras un dictamen técnico que advertía de que la imagen podía sufrir daños a causa del traslado. "Eso no tuvo nada que ver. Se hizo un análisis técnico y eso prevaleció, y fue entendido por todo el mundo, en armonía total y completa".

Más parco en palabras, por la premura de tiempo, fue el presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías, Adolfo Arenas, que atendió a este periódico entre compromiso y compromiso. "Tendría que leer despacio las declaraciones del arzobispo y madurarlas antes de responder, pero desde luego soy muy respetuoso con el señor arzobispo, y considero que las hermandades, por supuesto, somos Iglesia. Y por lo tanto, coincido con él en sus palabras".

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