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Derechos a Viapol

Sorteando las obras del Metro y las críticas que ha levantado entre parte de sus futuros usuarios, la Universidad de Sevilla abrillanta ya la nueva Facultad de Derecho y Ciencias del Trabajo. A finales de mayo, la obra habrá finalizado en la mayor parte del complejo. En septiembre, será el traslado y el próximo curso arrancará en Viapol. (Foto: José Manuel Cabello).

el 15 sep 2009 / 03:45 h.

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Sorteando las obras del Metro y las críticas que ha levantado entre parte de sus futuros usuarios, la Universidad de Sevilla abrillanta ya la nueva Facultad de Derecho y Ciencias del Trabajo. A finales de mayo, la obra habrá finalizado en la mayor parte del complejo. En septiembre, será el traslado y el próximo curso arrancará en Viapol.

Una visita al edificio que la Hispalense está levantando en la milla de oro de Sevilla sirve para constatar dos cosas. La primera: las facultades de Derecho y Ciencias del Trabajo van a disfrutar de unas instalaciones de primera (en equipamientos y en comunicaciones -estarán conectados por Metro, tranvía y cercanías-). Y la segunda: docentes, alumnos y personal de administración y servicios de Derecho pierden en majestuosidad. El decano del centro, Antonio Merchán, lo resume así: "La mudanza es un trauma sentimental, pero en ningún caso la opción de Viapol es cochambrosa o indigna". Se puede decir más alto, pero no más claro. A continuación, se expone un recorrido por los tres bloques que componen el nuevo complejo jurídico.

Torre del reloj y nave del andén. En estos dos espacios, orientados al Este, irán los servicios de cafetería (con capacidad para 100 personas) y comedor (puede albergar 200 usuarios) para profesores y alumnos. Y no sólo de Derecho y Ciencias del Trabajo, sino de todo el campus universitario de Ramón y Cajal.

La Torre del Reloj era usada como mirador cuando en el solar donde hoy se levanta el nuevo edificio universitario albergaba una fábrica de artillería. La parte más antigua de ésta data de 1860. En la posguerra se modificó gran parte de la estructura del inmueble fabril, explica el autor del proyecto de la facultad y arquitecto de la Universidad de Sevilla, Miguel González Vílchez, que resume su intervención de la siguiente manera: "Todo es muy sincero".

Edificio central: la sede administrativa de las dos facultades. Con su entrada principal ajardinada -se llamará Plaza de Santa Bárbara-, el edificio central del complejo albergará los servicios administrativos de Derecho (ala Este) y Ciencias del Trabajo (ala Oeste), desde secretarías, conserjerías y decanatos, así como salones de grado, salón de actos y una enorme biblioteca (ala Norte, frente a la sede de Ciencias de la Educación que están construyendo los arquitectos sevillanos Cruz y Ortiz).

La biblioteca ocupa 4.000 metros cuadrados y tiene capacidad para 800 personas. Además, dispone de salas para trabajos en grupo que están aisladas para que se puedan reunir varias personas sin molestar al resto de los usuarios. La biblioteca está rodeada de grandes ventanales. Es un ascua de luz en forma de ele donde el arquitecto ha levantado dos alturas dejando al descubierto el techo de madera y hierro.

"Una de las actuaciones más potentes que hemos hecho es la de la construcción de una planta sótano donde se instalarán, por ejemplo, aulas que funcionarán como salas de vista", explica el arquitecto del proyecto acompañado en la visita por los técnicos y responsables de la Unión Temporal de Empresas que se ha encargado de los trabajos, formada por Ferrovial, Sando y Abengoa. La vista desde el sótano será el verde de los dos jardines colgantes que dominarán el patio central del edificio, con un grado de protección C.

Edificio de nueva construcción para aulas y despachos. Ésta es la zona que todos, alumnos y profesores fundamentalmente de Derecho, mirarán, y medirán, con lupa. La guerra que se ha originado en Derecho en relación con el traslado de la Fábrica de Tabacos a Viapol tiene como origen los "minúsculos" despachos que algunos profesores consideran que se les darán en la nueva sede. De las actuales desigualdades (despachos de hasta 40 metros cuadrados frente a una inmensa mayoría de cuchitriles), constatables con tan sólo darse una vuelta por el Rectorado, en Viapol se pasará a más de 350 despachos (242 de los cuales serán para Derecho; en la actualidad cuenta con 112) con medidas que oscilarán entre los 12 y los 15 metros cuadrados, y serán "todos individuales", garantiza el vicerrector de Infraestructuras, Antonio Ramírez de Arellano.

Los alrededor de 6.500 alumnos de Derecho y Ciencias del Trabajo que comenzarán aquí el curso el año que viene dispondrán de aulas con una capacidad máxima de hasta 150 personas. Las clases y los despachos se distribuyen en tres bloques en forma de peine, unidos por pasarelas y resguardados por una falsa fachada cuya finalidad es reducir el ruido de la avenida y los reflejos del sol, ya que esta parte está orientada a la puesta de sol.

El 70% de las aulas estarán listas en julio y en septiembre, el resto. El edificio donde las obras van más retrasadas es en el que linda con los trabajos de la línea 1 del Metro, un aulario en forma de cilindro, y en la conocida como Casa del Coronel que la Hispalense ha reconstruido después de que Metro de Sevilla lo tirara y en la que irán la sede de la delegación de alumnos, una copistería e incluso la tuna.

En la obra están trabajando en este momento 180 personas. En estos momentos, el grueso del edificio está terminado. Las abrillantadoras y las cuadrillas de limpiadoras se afanan en dar brillo a un nuevo centro académico, el de mayor envergadura construido por la institución en sus 500 años de historia (la Fábrica de Tabacos y el de Ingenieros, en Cartuja, son heredados). El futuro, y la polémica, están servidas.

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