La jornada de ayer del Festival de Cannes estuvo iluminada por dos astros de la música, Mariah Carey y Lenny Kravitz, que acudieron a promocionar la película Precious, que viene avalada por varios premios en el Festival de Sundance y en la que ellos sólo participan unos minutos, los suficientes para ser los rostros más cotizados de la jornada. La cinta, dirigida por el estadounidense Lee Daniels, se proyectó en la sección fuera de competición y en ella la cantante de My all encarna a una trabajadora social y el intérprete de Fly away a un enfermero, ambos intentando atenuar la dura existencia del personaje que da título a la película. Mariah Carey y Lenny Kravitz mostraron una vez más su carácter reservado con los medios, a los que ofrecieron escasas entrevistas.
Por su parte, el actor británico Ben Wishaw, la actriz australiana Abbie Cornish y la directora neozelandesa Jane Campion posaron para la prensa durante la presentación de la película Bright Star. Pero en el plano puramente cinematográfico, fue Martin Scorsese el más esperado. Presentó en la sección de clásicos la versión restaurada de su película favorita: The Red Shoes (1948), de Powell y Pressburger. Aunque no quiso hablar de sí mismo, ni de su anunciada película sobre Frank Sinatra, Scorsese estuvo en Cannes para echar la vista atrás hacia esas películas que, como impulsor de la World Cinema Foundation, restaura y recupera.
También fueron protagonistas del festival, derrochando glamour en su segunda jornada, las actrices Mónica Bellucci, Juliette Binoche y Eva Longoria -una de las más fotografiadas en la alfombra roja-, así como los actores Ralph Fiennes y Jerry Lewis. Además de los mencionados, ya están en el certamen nombres conocidos de la cinematografía internacional, como Sophie Marceau, Tilda Swinton y Rachel Weisz.
