Un absurdo penalti cometido por Fernando Vega sobre Braulio echó por tierra las esperanzas béticas de cobrar ventaja ante el Zaragoza en el partido de ida de los diecisesivos de final de la Copa del Rey, un choque en el que los verdiblancos habían sido superiores a sus oponentes hasta que llegó la citada desaplicación defensiva del lateral arahalense, con el que Pepe Mel apenas cuenta para la guerra de verdad, la de la Liga. Y con el que, por lo visto ayer, seguirá contando poco.
En un estadio sin nombre –han quitado el de Ruiz de Lopera pero no han puesto el de Benito Villamarín– y, lo que es peor, sin hierba, el Betis sufrió su enésima decepción copera ante un Zaragoza que, definitivamente, le tiene tomada la media, pues el de ayer era el noveno enfrentamiento entre ambos en el torneo del KO y en ninguno ha salido victorioso el Betis, ni siquiera parcialmente.
Y eso que este es el peor Zaragoza que se ha visto en años. Un equipo acomplejado por su desastrosa trayectoria liguera –tres empates, cinco derrotas y cero victorias–, que privó a Gay de poder hacer rotaciones como hacen todos los técnicos en este torneo, pues un nuevo revés le podía costar el puesto.
Pepe Mel, por contra, sí que rotó bastante: puso a dos o tres titulares (Emana, Iriney y Jorge Molina, que aún no lo había sido tras su lesión) y las ocho plazas restantes las ocuparon jugadores menos habituales por diversos motivos: el portero Casto y toda la línea defensiva –Isidoro, Arzu, Belenguer y Fernando Vega–, así como Juande, Israel o Caffa, que ha perdido los galones de titular en los últimos partidos. Medían sus fuerzas el lider de Segunda y el colista de Primera, y a decir verdad quien más méritos hizo para ponerse por delante en el marcador fue el de inferior categoría, gracias especialmente a los arreones de Emana y a la escasa prestancia de la zaga maña, cuyos componentes cometieron varios errores de bulto que no supieron ser aprovechados por Jorge Molina, Emana y cia.
Sin hacer nada del otro mundo, los béticos se fueron al descanso con la sensación de que a este Zaragoza le podían ganar a poco que aprovecharan una de las ocasiones que se presentaran. Y eso que en el equipo de Segunda había mayoría de suplentes y en el de Primera eran casi todos titulares. al poco de empezar la segunda mitad, Pepe Mel se atrevió a experimentar con su tridente ofensivo, al quitar a Caffa y dar entrada a Rubén Castro para que formara tripleta en punta con Emana y Jorge Molina. El cambio pareció dar frutos porque en apenas un par de minutos se generaron dos buenas ocasiones de gol: una de Emana que envió Doblas a córner y otra a la que no llegó Arzu por milímetros en la misma boca de gol.
Parecía que el choque se podía decantar fácil del lado bético, pero a la contra los maños supieron jugar sus bazas. Avisó primero Braulio en una acción en la que Isidoro casi le hace penalti y el propio Braulio forzó acto seguido una pena máxima tan clara como ingenua de Vega, que a la postre fue decisiva. Gabi hizo el 0-1 y aunque quedaba media hora el partido parecía resuelto. Mel reservó a Emana y sólo Ezequiel, en el último suspiro, fue capaz de probar a Doblas, que respondió como el buen portero que es.
0 - Real Betis: Casto, Isidoro, Belenguer, Arzu, Fernando Vega; Juande, Iriney (Rodri, m.82); Caffa (Rubén Castro, m.57), Emaná (Ezequiel, m.74), Israel, y Jorge Molina.
1 - Real Zaragoza: Toni Doblas; Diogo, Lázaro, Edmilson, Jarosik, Obradovic; Jorge Lopez, Pinter, Gabi (S.Boutahar, m.86); Braulio (Marco Pérez, m.82), Lafita (Ander, m.67).
Gol: 0-1: m.61, Gabi, de penalti.
Arbitro: Javier Estrada Fernández (c.catalán). Mostró tarjeta amarilla a Lafita (m.28), Iriney (m.30), Jarosik (m.41), Braulio (m.44), Diogo (m.57), Fernando Vega (m.60), Gabi (m.65)
Incidencias: Partido de ida de dieciseisavos de final de la Copa del Rey disputado en el nuevamente denominado Benito Villamarín ante unos 15.000 espectadores. Terreno de juego en pesimas condiciones.