Menuda sorpresa se llevaron los albañiles que estaban trabajando en las dependencias de la parroquia de Santa María de Utrera y el propio párroco del templo. Durante las obras realizadas en la sacristía y en el despacho parroquial encontraron unos pequeños frescos que nadie esperaba.
El historiador local Javier Mena remarcó que estas pinturas "datan del siglo XVIII y pudieron formar parte de la decoración que poseía la antigua capilla de ánimas que se encontraba en esta dependencia". En cuanto a la temática, se pueden observar ángeles, rocallas y flores, "con el colorido habitual de la época, en tonos intensos". Sin embargo, "el motivo central apenas se aprecia", según reconoció el experto. Pese a ello, "sí está muy bien de color", algo que mejorará incluso cuando se restaure la pintura, trabajo que consistirá en "fijarla correctamente y sujetar la pared para que no se descascarille y evitar así que se pueda caer".
Este tipo de frescos son propios también de otros templos de la ciudad, como la iglesia de San Francisco o la de los Dolores, perteneciente ésta a las Hermanas de la Cruz. Sobre la posible autoría de los mismos, indicó que el estilo está próximo a la pintura de los artistas de este municipio del Bajo Guadalquivir en la época.
Sobre la posible reproducción de estos dibujos en el resto de la pared, para completar las dimensiones originales de los frescos, este historiador consideró que "no debe hacerse, sino conservar simplemente lo encontrado, para que quede como testimonio, como testigo de aquel momento de la historia".
La aparición de esta pintura no es la única sorpresa que deparan las obras que se están realizando en las dependencias. Ya en la sacristía se descubrió la existencia de un gran número de tacas o huecos, que servían antiguamente como taquilla particular para los muchos sacerdotes que había en el templo. Éstas se encontraban cerradas, tapiadas, y ahora, una vez que se ha dado con ellas, se puede ver incluso la fecha grabada del cerramiento de las mismas, "datando algunas de 1886".
El párroco de Santa María, Diego Pérez Ojeda, anunció ayer que va a aprovechar varios de dichos huecos para convertirlos en vitrinas, en las que exponer algunos de los enseres de talla, bordado y orfebrería que posee esta iglesia.
Todos estos descubrimientos se producen como consecuencia de los trabajos que se venían desarrollando últimamente en este importante edificio, catalogado como monumento nacional.
Concretamente, las obras han consistido en la rehabilitación de la sacristía y el despacho parroquial, donde se han picado, saneado y remozado los paramentos de estas estancias.
La obra incluye la sustitución de la solería existente por una nueva, la renovación de todo el tendido eléctrico y la creación de un sistema de iluminación acorde con la monumentalidad del lugar. El proyecto también contempla la restauración de las cajoneras y puertas de la habitación y la transformación de un antiguo trastero en unos aseos nuevos y un cuarto de limpieza.
También ha sido necesario intervenir en el tejado del despacho parroquial, que "se encontraba muy estropeado, algo con lo que no se contaba", según reconoció el sacerdote. Por ello, "se han tenido que quitar todos los escombros del tejado viejo que se dejaban caer sobre la bóveda de la techumbre, se han cambiado las vigas y se ha vuelto a colocar de nuevo el tejado de uralita", según prosiguió. En estos momentos, ya han finalizado las tareas de mayor envergadura, y tan sólo resta "el trabajo más fino, como es pintar, restaurar las puertas, los armarios...".
Desde que en el año 2006 llegó como párroco a Santa María, este sacerdote ha venido trabajando por mejorar y restaurar las dependencias del templo. De este modo, ya procedió a la sustitución de los antiguos bancos por otros 28 nuevos, en madera de pino. También se encuentra en proyecto la instalación de un nuevo sistema de iluminación y conducción eléctrica, "porque el que hay actualmente se encuentra en muy malas condiciones y con peligro de incendio".
Por último, están a la espera de realizar la ficha de diagnóstico del edificio por parte de la Junta de Andalucía, "para poder acometer la restauración del templo, que se encuentra muy deteriorado, y devolverle la imagen que se merece una parroquia de esta categoría".
