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Descubriendo los secretos de San Pedro

Las obras revelan episodios desconocidos de la historia de este céntrico templo

el 03 sep 2010 / 17:45 h.

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El arqueólogo Florentino Pozo estaba disfrutando con la explicación. "Un edificio histórico te va diciendo lo que necesita. Hay que saber entenderlo". Parece que la parroquia de San Pedro, frente a la plaza Cristo de Burgos, tenía cosas que pedir. Iba a sorprender.


Las obras que comenzaron en agosto, 46.000 euros financiados con donaciones de los fieles, estaban destinadas a trabajos de impermeabilización de cubierta, restauración del artesonado y reparación de las fisuras que habían aparecido en los muros. Resulta que las aparentes fisuras eran grietas más profundas de lo esperado y que surgieron tras el terremoto de Lisboa de 1755. Al estudiar los muros, los responsables de la obra tuvieron especial cuidado porque sospechaban que podría haber pinturas murales ocultas. Encontraron, sí, pero apenas dos vestigios en un par de pilares, que parecen ser de finales del siglo XV o principios del XVI. Pero descubrieron que en los años veinte del siglo pasado, cuando se hicieron las últimas obras importantes de restauración, acabaron con las que había, picaron todos los muros y pusieron azulejería, coincidiendo con el boom artesanal y azulejero que precedió la Expo de 1929. Y todavía quedaba algún descubrimiento más.


La reparación del artesonado incluía los azulejos de las naves laterales y de las alfarjías, los maderos que unen las vigas al techo. Al despegar los azulejos, colocados por parejas de azul y blanco, comprobaron que tras ellos se escondía una placa con la firma de los artesanos que trabajaron en la parroquia en 1920. Una firma para la historia.


La otra placa de San Pedro, más grande y vistosa, es de mármol y recuerda un acontecimiento que adorna la historia de esta parroquia, que ha visto pasar los últimos seis siglos por delante de su portón. El mármol dice así: "A la memoria del insigne sevillano Diego Velázquez, bautizado en este templo del apóstol San Pedro el día seis de junio de 1566". Aquí sí que no ha habido sorpresas.


Este pequeño tesoro gótico-mudéjar del Centro, que guarda en su interior pinturas de Pedro Campaña, ha tenido que cerrar y trasladar sus imágenes a San Juan de la Palma y al convento de Santa Inés. La historia se repetirá cuando rellene de nuevo sus arcas, ya que repararán el pavimento.


"Este tipo de trabajos, en la profesión, es de los que más satisfacción dan porque lo sientes como tuyo", confiesa Francisco Sánchez, responsable de la empresa encargada de la obra, Sanrocom. Los trabajos, a cargo del arquitecto José María Navarro, marchan a contrarreloj: tienen que acabar el día 20. ¿Por qué? La respuesta la tiene Jesús Maya, el párroco: "Ya hemos suspendido una boda el día 18. ¡La novia se llevó un disgusto! El día 25 tenemos otra y esa sí que la vamos a celebrar".

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