Los primeros en llegar a la Basílica de la Macarena al término de la última misa del Miércoles de Ceniza apenas podían adivinar lo que escondía el lienzo que permanecía oculto bajo una tela y situado en un atril a los pies de la Esperanza. Mientras se eternizaba la espera, algunos comentaban cómo sería el cartel. Otros trataban de darle forma a lo que desde hacía unos días se insinuaba que podía esconderse entre los pinceles de Carmen Laffón, aunque en definitiva nadie acertaba a concretar cómo sería en este 2013 la Semana Santa que cada año se anuncia en la Macarena.
El misterio se resolvió en el momento en que la tela que lo velaba dejó paso a la luz que escondía el rostro de la Esperanza. Una obra que homenajeaba a la ausencia de elementos, permitiendo que todas las miradas se centraran únicamente en la cara de la Virgen. En palabras de la autora de la obra, Carmen Laffón, la pieza representa ese momento de la mañana del Viernes Santo en el que el paso de palio se asoma a la calle Feria a su llegada hasta San Juan de la Palma. Un instante que se intuye en los elementos difuminados que rodean a la Macarena y que conviven entre sí como aspectos secundarios de una obra en la que sólo parece estar la Esperanza. Nada más.
“Lo he hecho con todo mi corazón”. Fueron estas las primeras palabras que acertó a decir Laffón en unos instantes en los que le embargaba la emoción, no obstante un fuerte aplauso acababa de romper el silencio de la Basílica al descubrirse la obra. Y aunque reconoció que tenía preparada una intervención que fue incapaz de pronunciar, ruborizada por la acogida de la pintura, sí quiso confesar que había “corrido el riesgo” de acercarse hasta el rostro de la Virgen. Un “honor” que unía a su dilatada trayectoria artística que la llevó en 1983 a realizar el cartel de la Semana Santa de Sevilla.
Antes de que la obra fuera contemplada por los asistentes al acto, Javier Rodríguez quiso actuar como “lazarillo” explicando los pormenores de una pieza que responde a “una aparición” de la Macarena. “El cartel es la enorme serenidad que produce el vacío como una construcción deliberada”, advirtió sobre la pieza.
