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Desembarco de un estreno

Con nocturnidad. El nuevo paso del Cristo de la Vera-Cruz desembarcó anoche en el Duque. Un camión lo traía de La Rambla, en Córdoba. Lo esperaban sus cargadores: los hombres de Julián Huertas.

el 15 sep 2009 / 01:36 h.

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Con nocturnidad. El nuevo paso del Cristo de la Vera-Cruz desembarcó anoche en el Duque. Un camión lo traía de La Rambla, en Córdoba. Lo esperaban sus cargadores: los hombres de Julián Huertas, que sudaron las trabajaderas en una chicotá de estreno que lo llevó a la capilla.

Acaba de salir del taller y ya tiene sobre sus espaldas más de 130 kilómetros. El que es uno de los estrenos más esperados de la Semana Santa 2008 ya está en Sevilla. El nuevo paso de caoba sobre el que procesionará el Lunes Santo la sobria imagen del crucificado de la Vera-Cruz llegó anoche.

Venía directamente del taller de carpintería cordobés de Juan García Casas en La Rambla, donde este último año ha ido tomando su forma definitiva.

Aprovechando la soledad del Centro, tras el cierre de los comercios, la Vera-Cruz recibió las nuevas andas labradas por el tallista Antonio Ibáñez. Al frente de la comitiva de bienvenida, el hermano mayor, José Sigüenza, que supervisó las nuevas andas mientras los hermanos costaleros lo descargaban con sumo mimo del vehículo.

A paso de mudá alcanzaron la capilla ante la sorpresa de los vecinos. La entrada en la Capilla del Dulce Nombre de Jesús sirvió de ensayo para comprobar las medidas: "¡Perfecto!", exclamó el capataz.

Y es que el nuevo paso conserva las mismas proporciones que el antiguo, unas medidas ideadas para salvar las estrechas dimensiones de la puerta.

Para su ejecución se ha elegido una madera noble, la caoba de Cuba, materia prima que se ha encargado de proporcionar la propia hermandad al taller cordobés. Hace ahora ocho años que la entonces junta de gobierno de Vera-Cruz decidió adquirir a la empresa Andaluza de Maderas, S.A. los 4,5 metros de madera de caoba de Cuba necesarios para la ejecución del paso.

Las nuevas andas del Cristo de la Vera-Cruz, con un tono más claro en el barnizado, conserva la línea de trabajo y la planta del que tallara Antonio Vega en 1962, aunque experimentará notables mejoras.

Así, según Ibáñez, al canasto se le ha dado forma abombada, dotándolo de "una profundidad que antes no tenía".

Los respiraderos, sin embargo, mantienen el mismo dibujo, si bien la talla será "más estilizada" y se han modificado algunas "alineaciones". Ibáñez asegura además que, en las nuevas andas, ha seguido "una línea de trabajo antigua" inspirada en la huella de maestros como Manuel Guzmán Bejarano y Antonio Martín.

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