Cultura

Desenterrando derechos en Egipto

La arqueóloga sevillana Myriam Seco relata sus experiencias en sus expediciones en tierras egipcias y los cambios que las excavaciones han experimentado desde que el país norteafricano inició su revolución en el año 2011

el 28 may 2014 / 09:18 h.

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Las excavaciones arqueológicas no sólo permiten descubrir el pasado de una civilización. En ocasiones, estos trabajos también dan pistas sobre cómo será el futuro de un pueblo. Éste es uno de los hallazgos que ayer presentó la arqueóloga sevillana Myriam Seco en una conferencia en el Real Alcázar, donde desgranó los últimos descubrimientos que ella y su equipo, que lleva desde hace seis años trabajando en el templo de Thutmosis III, cerca de Luxor, han desenterrado en estos convulsos tiempos para Egipto, país sumido en un proceso revolucionario desde 2011. La arqueóloga Myrian Seco durante la conferencia de ayer. / Foto: José Luis Montero La arqueóloga Myrian Seco durante la conferencia de ayer. / Foto: José Luis Montero El equipo de Seco está formado por 30 especialistas y 120 operarios, que desempolvan los misterios de esta construcción faraónica durante tres meses de otoño cada año. En sus últimas expediciones, además de encontrar piezas de gran valor, han percibido que muchas cosas están cambiando. En primer lugar, debido a los expolios en algunas zonas de la región. Los traumáticos cambios en el sistema político generaron periodos de vacío de poder, aprovechados por los amantes de lo ajeno. Esto ha llevado a las autoridades a extremar la vigilancia, lo que ha dificultado la labor de los arqueólogos. Por suerte, no es esto lo único que ha traído la revolución. Los equipos de investigación que desarrollan su labor en Egipto son en su mayoría internacionales y contratan operarios oriundos del país, a los que se les suele pagar sueldos ínfimos, que en ocasiones rozan los tres euros al día. Sin embargo, parece que algunos se han propuesto desenterrar también los derechos laborales que llevaban muchas décadas olvidados bajo la arena del desierto. «En Egipto nunca se habían visto revueltas de trabajadores. Sin embargo, tras la revolución esto ha cambiado», relata Myriam Seco. «Un equipo norteamericano había contratado a 600 personas para limpiar de construcciones una montaña que escondía una necrópolis. Fue la primera vez que hubo protestas. Los empleados pedían ganar cuatro euros al día. Los americanos se lo concedieron rápidamente viendo que aquello podía ir a más. Parece que después de la revolución, la gente ha aprendido que puede quejarse y que protestando se consiguen cosas», añade. No es el único avance en materia de derechos que se ha conquistado. Las expediciones extranjeras venían pagando una contribución a la Seguridad Social egipcia por los trabajadores contratados. «Tras la revolución, si la esposa de un trabajador tiene un hijo o si un operario se parte la mano, reciben un dinero del Estado. Antes no pasaba», destaca. La investigación de Seco se desarrolla en la orilla oeste del Nilo. Se trata de un templo erigido sobre una antigua necrópolis, dedicado al faraón Thutmosis III, considerado el Napoleón egipcio, por su carácter guerrillero. La última excavación se centró en un complejo dedicado a Ramsés II, donde se han localizado dos dinteles «de enorme valor artístico», así como una escultura de Thutmosis, que arrojan una gran información sobre este enorme templo. «Se trasladarán al Museo de Luxor, pero los secretos que arrojen ayudarán a la futura musealización de este recinto», explica Seco, que calcula que necesitará aún 15 años para concluir su trabajo. Tres lustros más para desempolvar el pasado de un país que sigue construyendo su futuro.

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